De casa al coworking como medida de ahorro, por qué gastar más puede ser más rentable como autónomo
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De casa al coworking como medida de ahorro, por qué gastar más puede ser más rentable como autónomo

Uno de los problemas que tenemos que afrontar los autónomos que trabajamos desde casa son los gastos asociados a estar toda la jornada laboral dentro de nuestra vivienda. Esto se compensa con la deducción de gastos de suministros, pero con la subida de los gastos energéticos, la realidad es que para muchos alquilar un espacio en un coworking puede salir más rentable que quedarse a trabajar en casa.

La razón no es otra que el desigual tratamiento fiscal de ambos gastos. Mientras que lo que nos supone trabajar en casa, con el incremento de los costes de electricidad, calefacción o mantener una línea de Internet apenas nos podemos desgravar unas migajas, el coste del coworking supone un gasto deducible al 100%. Vamos a ver un ejemplo, que ilustre esta situación.

Ahorrar trabajando en un coworking

Pongamos el caso de un centro de trabajo en el que podemos alquilar un puesto por 200 euros al mes. Los precios varían en función de los servicios o las horas de uso, si tenemos oficina propia o no. Vamos a poner el caso de un autónomo que factura 2.000 euros al mes. El coste del alquiler de este espacio será de 200 euros al mes.

Si nos quedamos en casa trabajando vamos a tener más gastos en electricidad, climatización o calefacción. Pongamos el caso de que antes de la subida tuviéramos un gasto de 80 euros, que ahora de puede haber pasado perfectamente a 120. Eso sin poner aire acondicionado o calefacción. En este segundo caso se puede disparar alrededor de los 200 euros al mes.

Con los costes energéticos disparados trabajar en casa en invierno supondrá un gasto extra para muchos autónomos que trabajan en casa

Si no estamos en casa en ese horario laboral la diferencia sería de unos 80 euros que no gastamos cada mes. Pero a nivel fiscal este autónomo como gasto no se puede deducir los 200 euros al mes, sino solo un 30%. Pero eso no es todo, sino que además primero hay que aplicar el coeficiente de la parte afecta a la actividad económica, que lo declaramos cuando nos damos de alta en Hacienda.

Como ejemplo, utilizaremos que la parte que dedicamos a nuestra actividad económica es un 20% de nuestra vivienda. Añadimos también el gasto de conexión a internet de 60 euros mensuales y 40 más de gas. En total, son 300 euros de los que el porcentaje afecto a la actividad económica suponen 60 euros. Aplicado el 30% de gastos de suministros, el autónomo se puede imputar como gasto 18 euros al mes.

De los 2.000 euros que factura, trabajar en casa en los meses de invierno o verano, que es cuando sube el consumo eléctrico, le supone un coste mínimo de 80 euros extra, pero fiscalmente solo puede deducir 18 euros. La realidad es que trabajar en casa no le interesa al autónomo.

Un gasto que nos da más beneficio

Es cierto que muchos piensan que este gasto lo efectúas ahora y luego se compensa en la declaración de IRPF. Es decir, con un poco de suerte hemos pagado al año 2.400 euros que nos deduciremos y obtendremos una reducción en el siguiente ejercicio.

El problema sería el primer año, ya que después se irían compensando unos con otros. ¿Y si no podemos disponer de esos 200 euros mensuales? Hay otras alternativas, la más sencilla acudir a alguna biblioteca pública, centros culturales o similares para poder trabajar al menos unas horas al día y de esta manera al menos no disparar nuestro coste energético trabajando en casa.

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