Algunas reflexiones sobre las firmas de correo electrónico (I)

Algunas reflexiones sobre las firmas de correo electrónico (I)
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Muchos de nosotros hemos sentido la necesidad en algún momento de crear una firma de correo electrónico, para no estar escribiendo manualmente en cada email nuestros datos de contacto e incluso presentar una especie de tarjeta de visita al final de nuestros mensajes. Además de nuestros datos personales, hay una tendencia a acompañar nuestra firma con algunas coletillas, como las de protección de datos de carácter personal, de confidencialidad de la información, de cuidado del medioambiente y hay quien se atrave a añadir publicidad corporativa, que llega a rayar el spam.

¿Quién de vosotros no ha recibido alguna vez por equivocación un correo que iba dirigido a otro destinatario? A mi me ha ocurrido en más de una y reconozco que no he avisado siempre al remitente, bien por olvido o por dejadez ¿He hecho algo ilegal? No, aunque no soy una persona experta en leyes, el sentido común me dice que no y así lo confirma Javier Muñoz en una entrada suya, a la que he llegado a través de otra de Enrique Dans, quien también comentó el asunto en su día.

Javier Muñoz, Director de iAbogado, ha escrito una interesante entrada en la que trata la utilidad del texto que se añade habitualmente al final de muchos correos electrónicos. En él reflexiona acerca de la legalidad y utilidad práctica de dichos textos, concluyendo que son contradictorias y no sirven para nada, ya que son equivalentes a imponer un contrato a una persona que no lo ha firmado. Así lo cuenta él mismo:

Estas severas advertencias, cargadas de legalismos, provocan hilaridad porque en su mayoría vienen acompañando un contenido nada serio: chistes sobre jefes, fotos ocurrentes, procacidades varias, en fin, ya sabe el lector a lo que me refiero. Pero además, son jurídicamente cómicas, por varios motivos. El más obvio es que el remitente no puede establecer unilateralmente, y sin la conformidad del destinatario, condiciones que obliguen a éste a hacer o dejar de hacer tal cosa.

Independientemente de que la gente se dedique a enviar correos con bromas o no, mi intención es centrar el tema en los correos de trabajo, para los que parece que no tiene sentido agregar esos tochos de texto legal. Mañana publicaré la siguiente parte de la entrada, en la que os enseñaré un ejemplo que he extraído de mi bandeja de entrada y os daré algunas ideas de cómo me gustan a mi las firmas.

¿Qué os parece? ¿Alguien va a eliminar el texto legal de la firma del correo electrónico?

En Pymes y Autónomos | Especial: El correo electrónico en los pequeños negocios

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