La epidemia de la COVID-19 parece que empieza a estar controlada. Así lo aseguran los expertos, y el propio Gobierno ha comenzado a poner en marcha medidas de alivio para el confinamiento. Esta situación permite que las comunidades autónomas comiencen a establecer sus propias medidas para dar el siguiente paso: la desescalada.
Esta fase es, quizá, la más peligrosa. Supone volver a una nueva normalidad, a un nuevo paradigma social y económico en el que el lavado de manos, el distanciamiento social y los tests a personas asintomáticas serán la tónica habitual. Algo a lo que no estamos acostumbrados y que, por supuesto, tendrá su impacto entre las empresas.
Parece claro que muchas empresas tendrán que establecer medidas de control para evitar un segundo brotes del coronavirus. Los bares y restaurantes, por ejemplo, deberán limitar sus aforos y establecer las medidas oportunas para evitar o reducir el contacto entre clientes, por ejemplo, instalando mamparas u otros elementos de aislamiento.
Otro de los sectores que se ha visto particularmente afectado por el coronavirus es el hotelero y turístico. La industria ya da por perdido el año, especialmente porque no se prevé una liberalización próxima de las fronteras y una reactivación del espacio aéreo. No en vano, la patronal Exceltur apunta que la crisis del coronavirus podría tener un impacto de 54.733 millones de euros en el PIB turístico español solo durante 2020.
Sin embargo, es posible que el turismo nacional compense en cierta medida estas pérdidas, aunque sea con medidas para contener la enfermedad. No se descartan elementos de aislamiento en las playas, como mamparas de seguridad y, por supuesto, productos de higiene para que las personas puedan lavarse las manos para prevenir nuevos contagios.
Pero, ¿qué ocurrirá con los trabajadores? En las empresas, las medidas de higiene tendrán que ser mucho más frecuentes, las mascarillas serán un elemento más de nuestro día a día y se prevé que la vuelta al trabajo se produzca de manera gradual en los sectores no esenciales. Y en los que puedan realizarse de forma remota, el teletrabajo seguirá siendo la norma.