Javier Ruiz
Si eres autónomo o trabajador por cuenta propia, y sin ninguna intención de condicionar tu estado de ánimo, es probable que este 2025 no sea tu mejor año. Según los últimos sondeos de la ATA, el 73 % de los autónomos califica la situación económica como negativa o muy negativa. Cifras que reflejan hasta qué punto la incertidumbre y la presión fiscal están afectando a su día a día.
Más allá del dato concreto, preocupa el efecto arrastre, que puede provocar que el desánimo empiece a lastrar decisiones empresariales, siendo habitual escoger opciones más conservadoras, reducir el margen de reacción y dificultar las capacidades directivas para sostener el equipo.
Aumentan costes, no ingresos
Los datos económicos acompañan al mal clima emocional. Se estima que cuatro de cada diez autónomos han visto caer su facturación, y solo un 30 % ha conseguido aumentarla en porcentajes relativamente bajos (por norma, no superiores al 15 %).
Por el contrario, gran parte de los trabajadores por cuenta propia han visto incrementos de costes operativos superiores en casi 1 de cada 4 trabajadores (el 22 % de los casos ha visto aumentos superiores al 15 %, según La Razón). En su mayoría, se han congelado los precios por miedo a perder clientes, lo que agrava la sensación de ahogo financiero que sufre el colectivo, que no tarda en trasladarse a los equipos.
Decisiones que se posponen
En este contexto, todo lo anterior se traduce en una contratación prácticamente paralizada, donde solo entre un 11 y un 16 % de los autónomos, según las fuentes, prevé incorporar personal en los próximos meses, mientras que alrededor del 5 % teme tener que reducir plantilla.
De hecho, un análisis pormenorizado apunta a problemas estructurales, donde más de la mitad de los autónomos no tiene empleados actualmente, y aquellos que sí cuentan con plantilla, temen no poder sostener el coste actual a medio plazo.
La morosidad o los retrasos en los pagos, que afecta a un 42 % de los autónomos encuestados por la ATA, tienen parte de la culpa. Con cifras elevadas en el sector privado (26,3 %) y aumentos desde los registros del verano anterior, así como en la pública, que también se ha incrementado del 4,9 al 6,4 % de las facturas.
Los analistas consideran que este clima no solo frena posibles contrataciones, sino que ralentiza otras decisiones clave: inversiones, nuevas líneas de negocio, formación interna o mejoras en condiciones laborales. Como resultado, asistimos a una parálisis que impacta tanto en los propietarios de los negocios como en el equipo (si lo hay).
Mantener el rumbo ante la crisis
El problema no es solo económico, sino emocional: frente a las previsiones negativas, cuesta implicarse, liderar o proponer cambios, lo que también genera desgaste interno, baja motivación y un entorno en el que todo parece provisional.
Así pues, puede ser importante actuar sin asumir riesgos innecesarios. Comunicar con transparencia (la situación real del negocio a los empleados: sin dramatismo) puede generar un clima de mayor compromiso por parte del equipo.
De igual modo, flexibilizar los puestos y atribuciones de cada trabajo (por ejemplo, colaboraciones externas, reducciones pactadas, fórmulas de trabajo híbrido) puede facilitar el clima laboral. Como apuntan desde CEPYME, la incertidumbre normativa está ralentizando las contrataciones en el tejido pyme, lo que hace de estas fórmulas flexibles una opción práctica.
Por último, es recomendable poner el foco en una inversión en tiempo (reconocimiento, claridad en las comunicaciones, pequeños gestos de cuidado y autonomía en el trabajo) y planificar el ejercicio fiscal en periodos más breves que permitan mayor flexibilidad ante ajustes.
En conclusión, si bien el pesimismo que atraviesa al colectivo de trabajadores autónomos no es infundado (por desgracia, los datos y la presión acompañan), sí debe gestionarse adecuadamente para evitar bloqueos, malas decisiones financieras y laborales.
Según se desprende del comunicado de la ATA, toca reconocer el momento, sin forzar optimismo, y este es ya un primer paso para dejar de tomar decisiones en piloto automático.
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