El fracaso debe ser el primer paso para el éxito, algo que parece que todavía no nos hemos dado cuenta

El fracaso debe ser el primer paso para el éxito, algo que parece que todavía no nos hemos dado cuenta
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En Estados Unidos y, en general, en todos los países anglosajones lo tienen claro: un emprendedor fracasado es un emprendedor de éxito. Esta aparente paradoja se explica por su legislación tan flexible en materia de emprendimiento y laboral. El premio al fracaso incentiva a nuevos empresarios a seguir los pasos de los anteriores, propiciando un clima perfecto para la proliferación de nuevas ideas.

Sin embargo, los españoles parece que no nos hemos dado cuenta de la importancia de la segunda oportunidad empresarial. El Código Civil deja claro en su artículo 1.911 que los deudores que tengan obligaciones deberán responder con todos sus bienes, presentes y futuros. Esto, en la práctica, hace que muchos emprendedores autónomos pierdan toda esperanza una vez ha concluido sin éxito su primera aventura empresarial, pues hasta el más mínimo ingreso va a ser embargado.

A la rígida legislación se suma la pobre cultura española en materia de emprendimiento. Los empresarios parecen ser, para el conjunto de la sociedad, los culpables de todos los males que asolan al país. La idea preconcebida de que el empresario es un déspota y un explotador están, desgraciadamente, cada día más extendidas. El fracaso no se premia, y si hay empresarios exitosos, estos parecen haberse enriquecido por el sufrimiento del resto de la sociedad y, en algunas ocasiones, del resto del mundo.

En este sentido, el papel de las instituciones es fundamental. Ya no es solo que se deba premiar el fracaso, sino que además se deben sentar las bases para eliminar los obstáculos administrativos a la creación, crecimiento y consolidación de las empresas que son capaces de progresar y sobrevivir.

Porque, en países que quieren conseguir un nivel de bienestar razonable, los empresarios tienen un papel fundamental. Son aquellos de los que nacen las ideas, se desarrollan los negocios y contribuyen al sostenimiento de las arcas públicas. Y fomentar el emprendimiento pasa por premiar el fracaso, un problema que ni la ley de segunda oportunidad ha conseguido paliar.

En Pymes y Autónomos | ¿Por qué no existe la cultura del emprendimiento en España?

Imagen | geralt

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