Los emprendedores no tienen superpoderes

Los emprendedores no tienen superpoderes
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Siempre lo he pensado y creo que siempre lo pensaré. En un contexto económico como el actual, todo aquel que abandona un trabajo fijo y estable por poner en marcha una empresa que, aunque esté llena de ilusión, en ningún caso está exenta de dudas e incertidumbres, es un auténtico héroe.

En la actualidad, arriesgar una parte de nuestro capital con el objetivo de obtener un beneficio adicional es un auténtico acto heroico, máxime si tenemos en cuenta las trabas y zancadillas que sistemáticamente están poniendo las instituciones, con los continuos aumentos impositivos o las dificultades para recibir los pagos por parte de las Administraciones Públicas. Sin embargo, el emprendedor, o más concretamente, el empresario, sigue siendo una figura vilipendiada y alabada por las instituciones a partes iguales, en muchas ocasiones de forma muy poco rigurosa.

No deberíamos asociar la palabra empresario con la palabra emprendedor, puesto que no se trata de una relación bidireccional. Todos los emprendedores son, por definición, empresarios. Todos sin excepción. En cambio, no todos los empresarios tienen por qué ser emprendedores. La salvación de nuestra sociedad parece estar en manos de los emprendedores y, sin embargo, bastante tenemos con salvarnos nosotros mismos. No ha habido tertulia ni mitín político en la que la palabra emprendedor no saliera a la palestra.

En todo caso, la culpa no es exclusiva de los políticos o instituciones que nos gobiernan. En España, la cultura del emprendimiento brilla por su ausencia. En un país donde el sueño de muchos titulados universitarios es sacarse una plaza en la Administración Pública y el trabajo del emprendedor es denostado y visto como un fracaso, es mucho más sencillo que el trabajo emprendedor no triunfe o, de hacerlo, no tenga la repercusión que debería tener.

En este contexto, es difícil que los emprendedores puedan salvar al mundo o, más concretamente, a nuestro país. Los emprendedores no tienen superpoderes y, como cualquier otro colectivo azotado por la crisis, necesitan ayuda o, al menos, que no se pongan trabas a su trabajo. La capacidad de generar empleo depende de su capacidad para generar flujos de caja. Que nadie espere que un empresario vaya a crear un solo puesto de trabajo si no obtiene una cierta rentabilidad del mismo.

En este sentido, dejar en manos de los emprendedores la difícil tarea de sacar adelante a nuestra sociedad sin medidas reales que fomenten la puesta en marcha de empresas es poco más que absurdo. A los políticos y representantes sindicales se les llena la boca alabando a los emprendedores mientras, por detrás, no hacen más que dificultar su labor. Los emprendedores superan numerosas dificultades pero, por el momento, no tienen los superpoderes que les atribuyen los representantes institucionales.

En Pymes y Autónomos | ¿Por qué no existe la cultura del emprendimiento en España? Imagen | Engel62

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