El marketing de las palabras vacias: el ejemplo Powerbalance

El marketing de las palabras vacias: el ejemplo Powerbalance
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Hay una tendencia en determinados colectivos de personas que creen que todo vale a la hora de hacer negocios y ganar dinero. Veamos el ejemplo de Power Balance y su famosa pulsera. Según los distribuidores, la Power Balance es una pulsera hecha de Mylar que almacena “una frecuencia” procedente de materiales naturales conocidos por sus efectos beneficiosos para el cuerpo humano. ¿Hay algo de mentira en esta frase? No. ¿Genera algún beneficio para el humano? Tampoco de manera directa por relación causa-efecto, pero la incultura social y colectiva vende y mucho.

El Mylar es marca registrada del polímero de la resina del teleftarato de polietileno (PET). Este “palabro” es muy usual y dentro de sus aplicaciones van desde unas lentes de contacto, a los filtros de pantallas LCD o películas de negativo para cinematografía. ¿Es malo ponerlo en contacto con el cuerpo humano? Obviamente no, el plástico nos rodea. ¿Puede generar alguna sinergia positiva a la salud humana? Tampoco.

La parte rimbonbante del marketing radica en “el alamacenamiento de frecuencias procedentes de materiales naturales”. Cualquiera que tenga nociones de física básica, no tiene que ser Einstein saber que cualquier materia, al estar compuesta por átomos, emite una determinada frecuencia energética por el mero hecho de los movimientos de los electrones. Sin extendernos en exceso, la frase es digna del capitán obvio para cualquiera con el mínimo conocimiento porque aún ando buscando algún material en universo que no sea “natural”.

No obstante, el marketing de las “palabras vacías” funciona a la perfección con tal de que unos pocos individuos adopten como axioma los efectos beneficiosos para el cuerpo que pregonan estas pulseras. Quién ni siquiera se plantea los efectos reales, accede encantado a comprar el producto y su propia psique le indicará que se encuentra mucho mejor, aunque realmente su organismo no haya cambiado ni un sólo ápice.

Estas técnicas de marketing, vender humo, usar a la incultura de la población o dejar leer entre líneas efectos maravillosos para un producto es uno de los caminos más efectivos actualmente para conseguir unas buenas ventas y un cuantiosos beneficio. Hace tiempo reflexionaba cómo algunos empresarios se lucran lícitamente a partir de la ludopatía ajena. En este caso, el lucro radica en la incultura colectiva, allá cada cual con su ética.

En este sentido, lanzo una idea para emprendedores. Cualquier persona puede comenzar a vender mañana las “Gafas de Sol GodVision”. Estas gafas maravillosas presentan discriminación de frecuencias nocivas provenientes del espacio exterior (rayos ultravioleta), discriminando y amortiguando la energía fotónica en el impacto de la retina (vamos una descripción como otra cualquiera del efecto de filtro del cristal).

Tu retina no se verá alterado por los rayos ultravioletas extraterrestres (su origen no está en la Tierra, provienen del sol) y mejorará tu velocidad neuronal (no tiene nada que ver pero seguro que alguien se lo cree). Si alguna persona conocida o con relativa relevancia pública se las pone y sale por la tele, el que ponga en marcha esta empresa se forra vendiendo gafas de sol del mercadillo.

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Imagen | JR Mora

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