La curva de aprendizaje, la clave para la aceptación de los cambios en la empresa

La curva de aprendizaje, la clave para la aceptación de los cambios en la empresa
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El mantra tan repetido tantas veces de "si funciona no lo toques" lleva muchas veces al inmovilismo en la empresa. Esto supone que existen reticencias a los cambios, sobre todo porque aunque funcionen mal nuestras herramientas ya nos sentimos cómodos trabajando con ellas. Conocemos los trucos, las virtudes y los defectos. Esto no ocurre con los nuevos programas, por eso la curva de aprendizaje es clave para la aceptación de los cambios en la empresa.

Cuando se ha realizado el cambio es fundamental explicar las nuevas posibilidades que nos ofrece esta herramienta. Saber como funciona, qué ventajas tenemos al utilizarla y sobre todo cómo sacarle partido. Hay ventajas que no siempre afectarán igual a todos los usuarios, sino que pueden beneficiar a unos departamentos más que a otros.

O a un tipo de empleados más que a otros. Mientras el paso a una herramienta de gestión que trabaje en la nube será indiferente para los empleados que desarrollan siempre su trabajo en la oficina, para los que trabajan en movilidad puede suponer un cambio radical. En este sentido es necesario explicar bien por qué se ha realizado el cambio.

La formación a la hora de poner en marcha la nueva herramienta tiene que ser valorada para tratar de reducir esa curva de aprendizaje. Cuanto más corta sea, más rápido alcanzarán los empleados los niveles de productividad necesarios. Esto no implica que debido al tiempo que tardarán en adaptarse los empleados se mantengan herramientas obsoletas.

Ocurre a menudo cuando se ha cambiado de ordenador o de sistema operativo. Al final da un poco igual, si nuestra herramienta de gestión no ha cambiado, empleamos el equipo donde lo importante es seguir teniendo a la vista los cuatro accesos directos a las aplicaciones que utilizamos diariamente. Que luego tengamos Windows 7, 10 o un Mac, casi va a dar igual, siempre que nuestras herramientas de negocio funcionen correctamente.

Al final todo cambio necesita un plan de implantación. Además de la formación inicial, es importante realizar un seguimiento para al cabo de un tiempo reforzar aquellos aspectos que sigan planteando dudas a los empleados. De esta forma tanto trabajadores como empresas saldrán ganando y el retorno de la inversión realizada para adquirir la nueva herramienta será mucho más corto.

En Pymes y Autónomos | Hacer una tortilla sin romper un huevo o por qué los cambios en la empresa nunca son transparentes

Imagen | SQUAIO

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