Si las personas cambian está determinado en gran medida por el motivo por el que cambian. Y tienen más éxito en cambiar cuando ellos mismos eligen cambiar.
Aquí es donde el coaching puede crear problemas, porque a menudo es una imposición en lugar de un ofrecimiento o una invitación.
Cuando sentimos que algo se nos está imponiendo, incluso si es por nuestro propio bien, nuestra reacción natural es resistir. Entonces, si intentas ayudar a alguien a cambiar, tu primera consideración debe ser acercarse a él o ella de una manera que mejore, en lugar de atenuar, la motivación.
Concéntrate en hacer más preguntas y dar menos conferencias. Tu trabajo es ayudar a las personas a descubrir y fortalecer los motivos que ya tienen, por lo que están más inclinados a tomar medidas. Si piensas en sus conversaciones de coaching como entrevistas en lugar de sermones, tendrás mucho más éxito en ayudar a las personas a cambiar.
Nunca hay que olvidar que dentro de nuestras responsabilidades al liderar un equipo está la de motivar a nuestro equipo y de nuestra capacidad para conseguirlo dependerá los resultados que se puedan llegar a alcanzar.
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