De chips y gallinas

De chips y gallinas
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Esta mañana mientras desayunaba a llegado a mis manos un ejemplar del periódico El País y aunque no es uno de mis diarios de cabecera y muchas veces discrepo con él en su línea editorial hoy en su interior se encontraba una interesante entrevista a tres empresarios de éxito de “nueva escuela” de la que he sacado dos conclusiones interesantes.

La primer conclusión que he sacado (y que ya tenía presente pues ya hace tiempo que a todos mis clientes cuando les imparto el modulo de formación de “gestión competitiva” precisamente una de las cosas que desarrollo es esto) es que el cambio de modelo competitivo no es una opción sino que es la única opción y que entre otras muchas cosas todas las empresas tienen que ser tecnológicas, con esto no quiero decir que todas las empresas tengan que ofrecer servicios o productos tecnológicos, eso es imposible e inviable, lo que digo es que si bien no todos podemos ser una empresa de base tecnológica, si que todos podemos tener una estructura tecnológicamente (y humanamente como veremos en la segunda conclusión) adaptada a los tiempos.

Y la segunda conclusión y que es sobre la que me quiero extender en este artículo es en la visión que ellos, tres empresarios de éxito, pero del éxito moderno, es decir del éxito “sostenible”, del éxito “google” y del éxito crítico con las viejas estructuras de empresarios anquilosados y obsoletos de cómo ven la realidad española.

Yo personalmente siempre me he caracterizado (como se habrá podido comprobar ya en la línea de mis artículos) por tener unas posturas extremadamente liberales, salvajemente neoliberales según algunos y me parece bien, si, es cierto, esa es mi línea de pensamiento y la defiendo y la defenderé siempre, pero defender esa línea de pensamiento no significa ni defender ideas retrogradas ni ser un dinosaurio, al contrario precisamente hablo del liberalismo de los nuevos tiempos, adaptado a las empresas modernas de hoy en día y a las formas y fondos actuales y me ha sorprendido ver como dos modelos que a priori podemos ser opuestos en el fondo llegamos a las mismas conclusiones, aunque hoy aquí no voy a hablar de liberalismo puramente ni de términos económicos concretos.

Ellos (exitosos empresarios de chanclas y bermudas y críticos con los modelos de empresario de coche oficial y gabinetes enteros de secretarias) se quejaban de que en España no se veía al empresario como alguien que aportase valor ni riqueza a la sociedad, al contrario que se veía al empresario como alguien del que te tenias que proteger pues te quería perjudicar y que se veía al empresario como alguien malo y avaro y estaba estigmatizado ser rico o simplemente querer serlo, que ante ello la respuesta era “que paguen más impuestos” y reflexionaban y preguntaban que con esa mentalidad que talento y de emprendedores se pretendía atraer y fomentar y si bien reconocían que en muchas ocasiones un tipo determinado de empresario “de copa y puro” había fomentado esta imagen, también lo es que el trabajador se ha acostumbrado y busca unos niveles de seguridad y confort excesivos e insostenibles.

A todo ello añadiría yo que muchas veces a los empresarios por pequeñas o grandes que sean las empresas o negocios que regentemos se nos ve o se nos puede ver como aquellas aves de carroña que solo buscan su propio beneficio y yo digo que evidentemente buscamos nuestro propio beneficio, lógica y legítimamente, pero es que probablemente en lugar de cómo aves de carroña se nos tendría que ver como gallinas, como gallinas de los huevos de oro que si nos matan se quedaran sin ellos, es muy “progre” cargar contra el empresario o el pudiente y lanzarlo a los leones, pero eso es pan para hoy y hambre para mañana, pues si la gallina que está dando huevos es devorada satisfarán sus ansias carnívoras más primarias, sí, pero solo mientras les dure el cadáver, después los huevos habrán desaparecido, entonces (yo me pregunto), ¿de qué comerán?

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