En todos los trabajos, con independencia del sector que se trate, el jefe o manager de un equipo es toda una referencia para sus subordinados, que ven en él el ejemplo de lo que se debe hacer o lo que no dentro de la empresa, además de reflejarse en él parte de nuestra carrera profesional.
Cuando promocionan a un jefe, pueden darse dos circunstancias, de un lado que promocionemos junto a él, o bien que nuestra posición permanezca inalterada, de modo que solo él recibe el premio o compensación al esfuerzo realizado durante unos cuantos años.
He de decir que esta situación se reproduce en la realidad más de lo que podemos pensar a priori, y muchas veces puede desembocar en que consideremos que nuestro jefe no ha querido darnos ninguna alegría al no hacernos partícipes de la buena noticia. Pues bien, es verdad que en muchos casos no depende de este, sino que viene dada por otros (sobre todo si se trata de organizaciones de un tamaño considerable).
En estos casos, siempre y cuando creamos que de manera objetiva merecemos una recompensa, lo más propio resulta buscar otro proyecto fuera de la organización, porque estaríamos ante un ejemplo de haber alcanzado un tope dentro de la propia empresa.
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