Del exceso de grasa organizacional a la desnutrición hay un paso

Del exceso de grasa organizacional a la desnutrición hay un paso
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Cuando un periodo de crisis azota a un sector empresarial (o a todos como hoy en día), las compañías que lo componen tienden a realizar políticas de contención del gasto, que en ocasiones pueden resultar contraproducentes.

En épocas de bonanza se tiende a dar rienda suelta a los excesos provocando la "grasa organizacional", es decir, partidas que inflan las cuentas de gasto de forma innecesaria. Esto hace que en recesión se extreme la posición contraria para contrarrestar sus efectos, terminando por perder aquello que nos mantenía en el mercado.

Las políticas de control del gasto deberían estar presentes independientemente del tramo económico en el que nos encontramos porque si no es así gastaremos demasiado o ahorraremos en cosas en las que no deberíamos. No debemos pasar del exceso a la carencia de un día a otro.

Eso sí, existen dos conceptos de marketing en los que nunca deberíamos hacer recortes: crear valor en el cliente y confianza en los colaboradores. Si no cuidamos este aspecto terminaremos "desnutridos".

No sin mi cliente

Ya hemos hablado en varias ocasiones de lo importante que es el cliente, pues representa el núcleo de nuestro beneficio. ¿Por qué renunciaríamos a él? Evidentemente nadie en su sano juicio lo haría de forma consciente pero hacer recortes indiscriminados en las áreas del marketing puede afectar en gran medida a nuestra imagen de marca y por tanto a la percepción que tienen de ella.

Espero que nadie se moleste demasiado con la comparación que voy a hacer (es un asunto con el que tuvimos que lidiar en mi familia durante mucho tiempo), pero cuando una empresa recorta gastos fundamentales se podría decir que cae en la anorexia.

Es definitiva, pierde la noción sobre su propio estado y puede terminar efectuando políticas nocivas para su supervivencia.

No debemos frustrar las expectativas sobre nuestros servicios o productos, no podemos permitirnos una bajada de calidad en aquello que mantiene nuestra esencia. Podemos sacar líneas económicas, diversificar el mercado objetivo o incluso realizar descuentos aún con la pérdida de margen que supone.

Si no hacemos algo en la dirección correcta nuestros clientes probarán a la competencia y es muy probable que se queden con ella si ofrecen mejores condiciones o imagen de calidad. Si pagando igual, o menos, obtienen una mayor calidad ¿por qué iban a volver? Cuidado con dónde metemos la tijera.

Una estrategia realizada por algunas empresas con recursos consiste en aprovechar la época de recesión para aumentar sus presupuestos. Esto se hace para robar cuota de mercado a la competencia que se ha visto obligada a hacer importantes recortes temporales.

Sin duda es una lucha compleja pero estaremos mejor posicionados si desde un principio nos hemos preocupado por no acaparar mucha "grasa" y conocemos a la perfección el origen de nuestros gastos. Dieta sana y ejercicio habitual... es decir, mantener el control y la actividad.

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