
El mercado laboral español ha cambiado de forma significativa en la última década. La idea tradicional de que un título universitario garantiza el acceso a un buen empleo sigue perdiendo fuerza, en nuestro país y en otras latitudes, donde cada vez más universitarios se arrepienten de su elección académica, como ocurre en Estados Unidos.
Hoy, la empleabilidad depende en gran medida del sector elegido y de las competencias prácticas que se adquieran. En este contexto, las recomendaciones de figuras populares como el chef Karlos Arguiñano dan en el clavo, pese a estar basadas, principalmente, en su experiencia vital.
El consejo: aprender un oficio
Karlos Arguiñano, el conocido chef y comunicador, ha ofrecido recientemente un consejo a los jóvenes que no se sienten atraídos por los estudios tradicionales: aprender un oficio, como señalan desde Ranstad Research sobre la accesibilidad de los ciclos medios y superiores. Una tendencia que confirma CaixaBank Dualiza, en relación con el cambio de perfiles profesionales.
Según Arguiñano, profesiones como la de cocinero, pintor, electricista, fontanero, carpintero o chofer permiten "ganarse la vida en cualquier lugar del mundo" si se ejercen con compromiso y profesionalidad.
La recomendación surge de su experiencia personal, pero los datos recientes sobre el mercado laboral en España respaldan su afirmación. De hecho, existe una demanda creciente de profesionales en oficios tradicionales, tanto en España como en otros países europeos.
Si bien las carreras universitarias como Medicina e Ingeniería siguen ofreciendo altos niveles de empleabilidad, también se observa una fuerte demanda en ciertas ramas de la Formación Profesional (FP) que preparan a los alumnos para oficios técnicos en mucho menos tiempo.
De hecho, los datos indican que algunos ciclos de FP ofrecen mejores tasas de inserción laboral que varios grados universitarios, sobre todo, aquellos vinculados a las humanidades. Según el mismo medio, en profesiones técnicas como electricidad, instalación de sistemas, cocina o mantenimiento industrial, los estudiantes encuentran empleo rápidamente y, en la mayoría de los casos, con condiciones salariales competitivas.
Profesiones técnicas: no se cubre la demanda
La situación es tan significativa que informes recientes apuntan a una falta estructural de trabajadores en numerosos oficios. En sectores como la fontanería, la electricidad, la carpintería, la panadería y la automoción, existe un déficit de profesionales cualificados, lo que ha generado oportunidades laborales para quienes deciden formarse en estos campos.
Según el Observatorio de las Ocupaciones del SEPE, profesiones como instaladores de telecomunicaciones, mecánicos, electricistas y cocineros figuran de forma recurrente entre las ocupaciones de difícil cobertura en varias comunidades autónomas.
Además, los salarios en algunos de estos oficios superan a los de empleos para recién graduados universitarios en ramas saturadas. Por ejemplo, un fontanero autónomo especializado puede alcanzar ingresos mensuales netos superiores a los 2.000 euros, mientras que la demanda de electricistas con conocimientos en energía solar o sistemas inteligentes sigue creciendo a ritmo acelerado.
De este modo, a pesar de la percepción social que a veces relega los oficios tradicionales a un segundo plano frente a la titulación universitaria, las cifras reflejan una realidad distinta: hay demanda, buenos niveles de estabilidad laboral y oportunidades de crecimiento para quienes eligen este camino profesional.
En conclusión, el consejo de Karlos Arguiñano, surgido de su experiencia vital, encuentra respaldo en los datos de empleabilidad actuales. Aprender un oficio sigue siendo una vía sólida para incorporarse al mercado laboral, especialmente en un contexto en el que ciertos sectores sufren una importante escasez de personal cualificado.