A medida que los equipos de la empresa van cumpliendo años necesitan un mayor mantenimiento. Se trata de tener los equipos lo más optimizados posible. A veces esto implica que tenemos que elegir una configuración gráfica del sistema o programas más sencilla.
En Windows la configuración del sistema permite ajustar para tener un diseño de los elementos del escritorio un poco más vistoso a cambio de utilizar más recursos para esta tarea. También nos permite el caso contrario, ajustar para mejorar el rendimiento con una apariencia menos vistosa. Pero lo cierto es que no a todos los usuarios les gusta esta elección.
Lo mismo ocurre muchas veces con aplicaciones de gestión, donde muchas empresas apuestan por una herramienta ligera, la típica con fondo negro, que funciona a golpe de claves o tabulador para ir pasando campos. Sin embargo, otras buscan aplicaciones visualmente más amigables para el usuario.
Porque una parte del rendimiento que vamos a conseguir con dicha herramienta va a depender del uso que le dan los usuarios. ¿Hasta que punto un rechazo de los mismos puede condicionar la elección de las empresas?
Personalmente soy muy espartano en estos aspectos de diseño. Otra cosa son cuestiones como la usabilidad, donde aquí si soy partidario de que la empresa invierta en aplicaciones que tengan en cuenta este aspecto, ya que de otra manera acabarán pagando con un mayor tiempo para hacer lo mismo a lo largo de la vida útil de la misma.
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