La pantalla limita mi productividad

La pantalla limita mi productividad
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No le prestamos mucha atención y sin embargo es fuente fundamental de problemas o incomodidades que acaban por fatigar al trabajador, sobre todo en aquellos casos en los que se visualiza datos durante la jornada laboral. Cuando la pantalla limita mi productividad es hora de plantearse cambiar este periférico, que no es excesivamente caro y que además podemos amortizar fácilmente.

No sólo amortizamos por la mejora de la productividad que nos permite una pantalla que no nos produzca fatiga visual, sino que las nuevas pantallas que incorporan tecnología LED tienen un consumo mucho más bajo que las anteriores TFT. Por lo general, las pantallas se mantienen hasta el agotamiento, lo cual muchas veces es un error.

Porque he llegado a veer en algunas organizaciones herramientas ya diseñadas para una resolución de pantalla mayor de la que permitía el tamaño de la misma. Esto provocaba que el usuario tuviera que manejar las barras de desplazamiento para llegar a botones que no se mostraban en la pantalla, o casillas que debía completar que permanecían ocultas. Todo esto provocaba que trabajar con esta aplicación fuera de todo menos cómodo.

En otras ocasiones las pantallas se mantienen aunque hayan perdido nitidez, y ves al pobre usuario que parece chino delante de la pantalla. En un 90% del tiempo está delante de la pantalla de gestión, que es una emulación y mal que bien funciona de manera correcta, pero el resto del tiempo supone un esfuerzo visual que acaba por agotar.

Es fundamental adoptar el formato de pantalla adecuado, con el tamaño que sea más atractivo para nuestra organización. Tal vez el 16:9 no sea el mejor para la productividad, pero lo cierto es que el formato panorámico se ha impuesto de forma generalizada. Lo importantes es buscar la mejor alternativa para nosotros.

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