Una de las desventajas que tenemos con el aumento de los dispositivos con capacidad de conexión WiFi es la demanda de acceso a la red de nuestra empresa por parte de las visitas que recibe, ya sean estos clientes, proveedores, empresas con las que tenemos algún tipo de colaboración, etc. Por eso es una buena idea crear un acceso WiFi para los visitantes de nuestra empresa.
Se trata de tener un punto de acceso o utilizar la señal WiFi de nuestro router para facilitar el acceso a Internet. En este caso debemos separar esta red de cortesía de nuestra red corporativa. Al igual que si un cliente o proveedor necesitara un equipo y nos pidiera del favor de que se lo prestáramos, no sería lógico que la persona que se conectara tuviese acceso a todos los archivos compartidos que tenemos en nuestra LAN, por ejemplo.
Se trata de crear otra red que no tenga ningún tipo de comunicación con nuestra red interna. Lo único que compartirán será la puerta de enlace para salir a Internet, es decir, nuestro router donde nosotros podemos configurar la seguridad de la red de cortesía y el grado de relación con la red de nuestra empresa.
Lo normal en estos casos es que esta red de cortesía tenga una seguridad más relajada, y por ejemplo si tenemos contraseña para acceder a la WiFi esta sea más sencilla que si un gato hubiera pasado por encima de nuestro teclado para escribirla. Además se debe cambiar de forma aleatoria y habitual, haciendo que aunque se disponga de acceso una vez este no se convierta en una rutina.
Porque aunque el acceso a la red sea más sencillo, o por lo menos su contraseña y por lo tanto las posibilidades de romper el mismo, debemos auditar las conexiones de manera más habitual de lo que hacemos en nuestra red corporativa, donde todos los accesos los tenemos más controlados. Por supuesto, si decidimos dejar un equipo de sobremesa en recepción, por ejemplo, debería incorporarse a esta red de cortesía, sea por WiFi o por red cableada.
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