Cuando hablamos de administrar varios perfiles en las redes sociales hemos recomendado herramientas que permiten hacerlo de forma conjunta. Esto es una buena opción, pero debemos tener en cuenta que cada red social tiene su propio lenguaje y debemos respetar determinadas reglas.
No es lo mismo Twitter que Facebook, ni tienen la misma frecuencia de actualización, ni tienen nada que ver con LinkedIn o con Pinterest, por poner varios ejemplos. Además los usuarios que nos siguen en una de ellas no tienen por qué seguirnos en las otras.
Para que nuestros mensajes sean efectivos debemos adaptarlos a la red en la que vamos a difundirlos. No tiene sentido introducir un #hashtag en Facebook, ya que aporta un nulo valor para el usuario, mientras que en Twitter va a facilitar su localización para los seguidores interesados en dicho tema.
Esto es sólo un ejemplo pero ocurre muy a menudo, que a la hora de actualizar o difundir un mensaje lo creamos y lo lanzamos a todas las redes. Podemos hacerlo con una herramienta centralizada, tipo Hootsuite, pero personalizando para cada una de ellas. La adaptación del lenguaje es básica.
¿Tiene sentido limitar el mensaje en Facebook a 140 caracteres? No debemos ceñirnos a este límite cuando podemos ser mucho más ricos en nuestro mensaje. Por lo tanto, si estamos en varias redes sociales tenemos que aceptar y conocer las reglas y códigos de cada una de ellas para que nuestros mensajes sean lo más efectivos posibles.
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