Los concursos de emprendedores se están convirtiendo en una oportunidad única para generar interés, atracción o consolidar la propuesta de valor de una idea, incluso en algunos casos se percibe como una fuente de obtención de recursos económicos vinculados a materializar las propuestas.
Cada día en España asoma una nueva convocatoria al cada vez más amplio catálogo de concursos, la tipología es diversa, desde aquellos que potencian el impacto social y tratan de apoyar a aquellos que pretenden hacer un mundo más justo, hasta mecenazgo para convertir la simple idea en un negocio, incluso aquellas que premian la juventud de los integrantes.
Es evidente que es un aliciente para que el anhelo emprendedor se convierta en una realidad y sirva de detonante para que algunas barreras se caigan (visibilidad, dudas sobre el negocio, financiación…)
Detrás de alguno de estos concursos ¿qué hay realmente? Soy partidario de que cualquier iniciativa que promueva la creación de riqueza, generación de empleo y una mejora al mercado es necesario impulsarla y darle valor, sin embargo, en algunas ocasiones, los concursos están perdiendo de vista el objetivo y la esencia con la que surgen, emprendedores/start-ups que concurso tras concurso, convocatoria tras convocatoria aparecen, ganan algo de notoriedad, visibilidad y ese proyecto permanece sostenido artificialmente sin que alcance la madurez necesaria, se convierte en uno de esos perros que acuden a esos certámenes caninos en los que se muestra la belleza o el adiestramiento al que han sido sometidos los animales para divertimento de sus propietarios.
Es vital el poder contar tu proyecto en un foro en el que se le incorporen aportaciones, se busque el contraste y se mejore de ahí a convertirse en un profesional de la competición como las misses es llevar al paroxismo nuestros anhelos empresariales y perder foco de la finalidad de todas estas alternativas: ofrecer oportunidades.
En Pymes y Autónomos | Wayra busca emprendedores especializados Imagen | Petechons