Los tres aspectos fundamentales para la correcta dirección empresarial (II): la planificación

Los tres aspectos fundamentales para la correcta dirección empresarial (II): la planificación
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En todo proceso de dirección empresarial, es importante tener en cuenta que no debemos pasar a la siguiente fase sin haber terminado la anterior. Pero también es clave el feed-back, la información que recibimos e incorporamos a cada fase puede ser un factor corrector de la misma, o de la fase anterior.

Si ya hemos enunciado y definido los objetivos a alcanzar, el siguiente punto que debemos tratar en la dirección empresarial es la planificación. Definir las estrategias a seguir para alcanzar esos objetivos y que recursos de nuestra organización debemos utilizar para que esa planificación, una vez puesta en práctica, sea el vehículo para lograr los objetivos planteados.

Los procesos que realiza y diseña la dirección empresarial afectan a toda la organización, es importante que, en la medida de lo posible, las personas o departamentos que se van a ver implicados en ellos, participen y proporcionen la información necesaria para que la dirección pueda tomar las decisiones correctas. Diseñar estrategias de marketing o nuevos procesos de fabricación sin contar con la opinión del propio departamento puede suponer un gran problema, ya que su punto de vista puede ser vital a la hora de comprobar su viabilidad o la capacidad del propio departamento para su aplicación.

El primer paso para una correcta planificación es un análisis exhaustivo de los objetivos a conseguir. Por un lado, puede haber personas implicadas en la planificación que no lo hayan estado en la definición de esos objetivos y deben tener claro lo que se pretende conseguir, por otro lado, se necesita un nivel de detalle suficiente para poder estudiar la manera de conseguir esos objetivos.

A partir de ahí debemos buscar las opciones existentes para alcanzar esos objetivos. Definir cuáles son las distintas estrategias para lograrlos, analizar sus ventajas y sus inconvenientes y, una vez estudiadas con detalle todas las posibilidades, decidir cuál es la más adecuada. Por último, debemos definir detalladamente los procesos para la puesta en práctica de esa nueva estrategia. Todas las personas que se van a ver afectadas por esos cambios, las que van a llevar a cabo nuevas tareas, deben conocer claramente cuáles son sus atribuciones, sus responsabilidades, sus nuevas tareas y cómo realizarlas.

En el proceso de planificación tiene una vital importancia la asignación de recursos. No podemos diseñar un nuevo proceso de fabricación si no tenemos la maquinaria necesaria para llevarlo a cabo o no disponemos de los recursos económicos para adquirirla; si queremos crear un nuevo departamento de I+D+i, debemos dotarlo de personal y hacer una reorganización de puestos o una nueva re-estructuración de las tareas del personal.

Es esencial, como ya comentamos en el caso de los objetivos, que las decisiones que se tomen en esta fase sean aplicables. Para ello, debemos tener en cuenta la capacidad de la empresa para llevar a la práctica esa planificación y dotar a esos nuevos procesos o estrategias de los recursos económicos, humanos y materiales necesarios.

En Pymes y Autónomos | Los tres aspectos fundamentales para la correcta dirección empresarial (I): los objetivos Imagen | Xuanxu

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