Asegurarnos, de lo superfluo a la necesidad

Asegurarnos, de lo superfluo a la necesidad
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Muchos de nosotros en nuestro día a día requerimos multitud de pólizas de seguros, unos más que otros y según las funciones que desempeñemos nos serán más adecuados unos u otros tipos de seguros, pero quien más quien menos necesita disponer de una estructura de seguros que nos cubra, y los autónomos y los empresarios no iban a ser menos. Veámoslo.

Mejor dicho, no es que probablemente los empresarios o autónomos requieran menos pólizas de seguros que las personas en su vida particular, es que al contrario, tienen o tenemos unas necesidades específicas que cubrir, y a ellas me quiero referir.

No voy a entrar aquí a valorar pólizas de seguros complejas o simplemente dedicadas a casos muy particulares que pueda precisar un tipo de empresa en particular, un negocio en concreto o un profesional en particular. No voy a entrar a evaluar pólizas que nos garanticen el cambio de divisas o las operaciones internacionales o incluso las ventas a crédito, quiero entrar a valor la estructura más simple de todas las estructuras, aquella que proteja nuestra salud como valor primero y nuestro patrimonio como bien que tanto nos ha logrado conseguir.

Y es que en este aspecto, en el de la protección esencial de nuestro cuerpo y de nuestros bienes, probablemente nos toparemos con los dos extremos. Un extremo esta formado por aquellos que somos unos maniáticos de los seguros y que estamos protegidos hasta las cejas de cualquier evento o eventualidad, y en el otro extremo se encontrará el profesional o el empresario que casi resulta alérgico a realizarse cualquier seguro.

Y como en todo y a colación con lo dicho anteriormente probablemente en un término medio se encuentre lo adecuado, pues un exceso de seguros para los que somos adictos a asegurarnos hasta las uñas de los pies puede llevarnos a pagar una cantidad desmedida por innecesaria de primas. Y al contrario una absoluta despreocupación en asegurarnos puede llevar a tener graves problemas, y perder mucho o incluso todo lo que poseemos en caso de percance.

Personalmente y reiterando que cada caso es un mundo y cada empresa o profesional necesita su estructura en particular. Yo si tuviese que aconsejar una estructura mínima de seguros hablaría por una parte de aquellos vinculados al individuo como un seguro de medicina privada, uno de incapacidad temporal, y uno de vida que incorpore como mínimo invalidez e indemnización en caso de graves daños corporales, más el correspondiente seguro de viaje (mejor permanente) si viajamos habitualmente. Y para nuestros bienes por supuesto aseguraría todos nuestros bienes, equipos o instalaciones como mínimo ante cualquier daño o pérdida que podamos sufrir (seguros para el vehículo, para nuestras dependencias, etc.)

En Pymes y autónomos | La deducción de los seguros en los autónomos
Imagen | pabloherrero

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