Factoring con y sin recurso, estas son principales diferencias entre ambos modelos

Factoring con y sin recurso, estas son principales diferencias entre ambos modelos
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Cada vez que nos referimos a la financiación, parece que solo hablamos de los préstamos que otorgan las entidades financieras o de líneas de crédito que se abren en favor de sus clientes. Sin embargo, la innovación financiera ha posibilitado el acceso a nuevos métodos que, aun siendo menos conocidos por el gran público, gozan de una gran aceptación entre las empresas.

Una de estas opciones es el factoring, una posibilidad que permite la gestión del cobro de facturas contra sus clientes a cambio de la cesión de las facturas de una empresa a una entidad bancaria. Te explicamos en qué consiste cada alternativa y cuáles son sus ventajas e inconvenientes.

Factoring: qué es y qué modalidades hay

El factoring es una operación bancaria que consiste en la cesión de las facturas de una empresa a una entidad bancaria, denominada factor, para que sea esta la que se encargue de la gestión del cobro contra sus clientes. El factor, a su vez, anticipa el importe de la factura a la empresa cliente, cobrando por ello cada una de ellas un interés y una comisión por cada factura descontada.

La gran ventaja del factoring es que puede disponer de los fondos sin necesidad de tener que esperar hasta el vencimiento de la factura (que en muchas ocasiones puede ser de 180 o más días), obteniendo liquidez de forma rápida.

En el factoring se pueden diferenciar dos modalidades diferentes:

  • En el factoring sin recurso, la empresa transfiere el riesgo de insolvencia del deudor a la entidad financiera, lo que constituye una ventaja adicional, ya que la empresa se despreocupará tanto de la gestión del cobro de las facturas como del análisis de riesgos de su cliente.
  • En el factoring con recurso, en cambio, no se transfiere tal riesgo, de manera que, en caso de insolvencia, será la empresa quien tendrá que asumir el impago.

Ventajas e inconvenientes del factoring sin recurso

La comodidad del factoring es que, a diferencia de otras opciones de anticipo de efector comerciales, en los que hay que reflejar que ha habido una operación comercial, tan solo es necesario presentar las facturas al factor. Es, por tanto, un método de financiación ideal para aquellas empresas que emitan o acepten efectos comerciales como métodos de pago, por ejemplo, aquellas empresas que pagan solo con transferencia bancaria.

Además, el factoring simplifica la información contenida en la contabilidad, al eliminar en el activo la cuenta de clientes y su correlativa de financiación de los mismos. A priori puede parecer irrelevante, pero permite una mejor interpretación de la información contable por parte de los analistas y directores financieros de la compañía, al resumir mucho el balance y permitir un mejor análisis de los ratios de rentabilidad, solvencia y liquidez.

Sin embargo, el factoring tiene también algunos problemas que es conveniente destacar. Por ejemplo, el coste de este servicio suele ser más caro que en el caso del descuento de efectos. Además, si se opta por el factoring sin recurso, el coste es aún mayor, debido al mayor riesgo que tienen que asumir las entidades por la transferencia y el análisis de riesgos de los deudores.

Por otro lado, presenta el problema de que se restringe mucho el número de empresas clientes a factorizar. En general, el factor ofrecerá sus servicios únicamente cuando se realicen transacciones comerciales con clientes de solvencia contrastada.

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