El Hobbit como libro de gestión empresarial

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En estos últimos años ha surgido un fenómeno relativamente nuevo. Me refiero a los libros de autoayuda empresarial o profesional que, con la cobertura de historias muy simples, tratan de trasladarnos enseñanzas aplicables al mundo de los negocios. Por decirlo de algún modo, nos presentan en formato papilla conceptos clásicos para que sean más digeribles.

Digo que es relativamente nuevo ya que antes ya existía de algún modo. Numerosa bibliografía, no enfocada directamente a la gestión empresarial, ha sido usada para tal fin. A veces de un modo masivo, como puede ser El Príncipe, de Maquiavelo. En otras ocasiones, ha habido quien ha encontrado, en las páginas de una obra cualquiera, reflexiones muy apropiadas para el mundo de la empresa, muchas veces sin imaginárselo ni remotamente el autor.Y es que a veces el libro no deja de ser la bola de cristal a través de la cual conectamos con nuestro propio yo (por no hablar de la interpretación psicoanalítica de los cuentos infantiles).

A mi me ocurrió con El Hobbit, de Tolkien. Lo leí por primera vez a los 18 años y me impactó. Intente continuar con su hermano mayor, El Señor de los Anillos (ESDLA), y fui incapaz. Lo que tenía El Hobbit de liviano, de ágil, lo tenía ESDLA de plúmbeo. Hoy es el día que lo releo y nunca deja de agradarme. Incluso encuentro en él, como en las grandes obras, nuevas lecturas. Y es que, desde el punto de vista del empresario, del profesional, del emprendedor, en El Hobbit se encuentran dos grandes enseñanzas, a propósito de la gestión de equipos heterogéneos y, principalmente, sobre la zona de confort.

  • Al igual que sucede en ESDLA, en El Hobbit, el grupo positivo es sumamente más variado que el de los chicos malos. No sólo es que haya una gran variedad de seres, morfológicamente distintos. Es que sus intereses, sus formas de ser, divergen en gran medida, hasta el punto de chocar en numerosas ocasiones, de ser viejos rivales. Frente a los que aman los grupos homogéneos, cerrados, de pensamiento único, Tolkien nos muestra como para el éxito es necesario integrar a multitud de distintos, y que da auno de ellos aporte su ventaja competitiva, logrando además su identificación plena con el grupo. A los interesados, les remito a la excelente serie de posts que, sobre la gestión de tribus, esta desarrollando Mario, en Nodos.

  • Ya comenté en El Blog Salmón acerca de la Zona de Confort. Es esa especie de Triángulo de las Bermudas donde estamos a gusto. Es ese conjunto de rutinas, de hábitos, que nos hacen la vida más sencilla, y a las que nos cuesta un montón renunciar, aunque sepamos que, a medio plazo, nos van a resultar dañinas. Hablo de ese trabajo-trampa, o de ese clientes que nos tiene secuestrados, o de la orientación estratégica de la empresa. Pues bien, los hobbits quedan retratados como alérgicos a los cambios, a las aventuras, al riesgo. No quieren salir de La Comarca. La Comarca viene a ser su Zona de Confort, dónde se encuentran cómodas. Y aíslan socialmente a aquellos de los suyos que se atreven a cuestionar este modo de vida, detrás del cual se halla el miedo a perder un modo de vida placentero. Y, sin embargo,sólo saliendo de La Comarca podrán los hobbits encontrar una manera de garantizar su supervivencia. Quien se encierra en su Zona de Confort no hace más que limitarse. Y la tendencia normal de la Zona de Confort es a irse encogiendo, hasta que un día desaparece y el mundo exterior se precipita hacia nosotros. Y entonces es demasiado tarde. No gestionaremos el riesgo. El riesgo nos gestionará a nosotros.

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