Contrata al empleado adecuado (y hazlo feliz)

Contrata al empleado adecuado (y hazlo feliz)
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Os voy a contar una historia verídica. Mi afortunadamente ahora ex-jefe había contratado a un buen mecánico para el taller, que era una parte importante del negocio. Era un tipo realmente bueno. Joven, de unos 35 años, con 15 años de experiencia y especialista en motores. Tanto es así que al poco tiempo de estar trabajando en la empresa recibió una oferta de trabajo de otra empresa, clientes nuestros. La diferencia de condiciones era bastante significativa: 30" menos de jornada laboral y 200€ más netos al mes en nómina.

Este empleado se encontraba a gusto con nosotros, pero ante la posibilidad de cobrar algo más de dinero y trabajar algo menos, decidió trasladar esta oferta a mi (ex) jefe para que al menos le igualase las condiciones económicas.

Cuando le pidió el aumento de 200€, sin ocultarle que tenía una oferta de la competencia, mi (ex) jefe titubeó apenas tres segundos y se lo negó. El empleado abandonó la empresa y se fue a trabajar para nuestros clientes.

A los pocos días mi (ex) jefe anunciaba a bombo y platillo la contratación de un nuevo empleado: el fichaje era un señor de unos 57 años, con una probada experiencia de 13 años... en el sector de la madera, y al que contrataba ¡oh sorpresa! por 200€ más de sueldo neto al mes de lo que pagaba a su mecánico.

Se trata de una jugada maestra digna de un absoluto zoquete. De alguien que juega a ser gerente de una empresa pero que no es capaz de ver con nitidez el iceberg que se le viene encima a su barco.

Ni que decir tiene que el fichaje estrella fue un completo y estrepitoso fracaso. Las consecuencias fueron nefastas (baja productividad, pérdida elevadísima de tiempo en la formación y desempeño de las tareas...) Porque fue una contratación sin pies ni cabeza. ¿Qué valores pudo ver mi (ex) jefe en una persona que no se ajustaba en el perfil que necesitaba? ¡Qué digo "ajustaba"! Ni siquiera se acercaba al perfil que necesitaba. Y sobre todo ¿qué cable se le cruzó para pagarle el sueldo que dias antes negó a la persona que realmente sí estaba cualificada para ese trabajo?

Esta historieta tiene una doble moraleja.

Por un lado está la responsabilidad a la hora de la contratación. No hay que contratar a una persona sólo por que tenga un currículum impresionante o porque su físico nos resulte agradable, o porque su carácter sea aparentemente bueno. Hay que contratar a una persona siempre que se adapte al perfil que requerimos.

Esto no significa que nuestra contratación, por ajustarse al perfil, no vaya a requerir de una atención especial al comienzo de su actividad laboral, porque aun con las aptitudes necesarias, siempre requiere de una mínima formación.

Pero contratar a un ebanista para reparar suspensiones y raspar neumáticos es una mala elección. Contratar a un físico para llevar la contabilidad es una mala elección. Contratar a una licenciada en periodismo para ser administrativa es una mala elección... y así podríamos estar citando ejemplos hasta mañana.

Encontrar el profesional adecuado que encaje en las necesidades de la empresa como un guante seguramente será tarea compleja. Pero los frutos serán de mayor calidad y tardarán menos en producirse que si contratamos a alguien que no está preparado para ese puesto, que no tiene motivación alguna, y que a las primeras de cambio buscará una alternativa a su puesto de trabajo que se acerque más a lo que sí está preparado para hacer.

Por otra parte, la moraleja termina así: si tienes un profesional válido y formado en tu organización, no dejes que se vaya por 200 míseros euros, y contrates a otro no preparado para suplirlo precisamente pagándole la misma suma que negaste a tu ex-empleado. Porque en mi pueblo eso es motivo de mofa.

Si no se está preparado para llevar a cabo un proceso de selección en condiciones, lo mejor es externalizarlo y optimizarlo, pero contratar al tún tún puede tener consecuencias nefastas.

Imagen | Fouapa

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