Carpe diem, vive el momento

Carpe diem, vive el momento
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¿Cuándo fue la última vez que te tomaste una tarde libre o, sencillamente, fuiste capaz de estar quince minutos sin hacer nada, absolutamente nada? Carpe diem, vive el momento, era la máxima de la película protagonizada por Robin Williams, El club de los poetas muertos. Sin embargo vivimos pendientes por lo que todavía no ha pasado o por lo mucho que nos queda por hacer o por el matador "tengo que...". En lugar de centrarnos en el presente vivimos pensando en los futuribles, es decir, en lo que va a ser, como si fuéramos inmortales o quizá precisamente porque nos sabemos mortales y queremos conjurar la fragilidad de la existencia humana actuamos así.

Carpe diem puede parecer una filosofía de vida demasiado amplia o laxa como para ser aplicable al mundo empresarial, pero por si entendieras que ese concepto no se ajusta demasiado a la empresa podemos recurrir al rico refranero español: vísteme despacio que tengo prisa. Estamos cansados de saber que las prisas no son buenas consejeras pero parece que este tipo de sabios refranes solo fueran aplicables a los demás. Perseguir la cantidad o la rapidez en detrimento de la calidad acaba por pasar factura, dicen los expertos en comportamiento empresarial, y también afirman que quienes caen en la trampa del tiempo acaban por convertirse en autómatas ciegos sin tiempo para la reflexión o la creatividad.

Uno de cada tres trabajadores, unos seis millones y medio de españoles, vivimos en un estado de estrés permanente según el informe Cisneros VI, de la Universidad de Alcalá de Henares. Ansiedad, taquicardia, sudoración… son algunos de los perniciosos síntomas asociados al estrés, los cuales inciden a su vez en riesgos cardiovasculares en el organismo al mismo nivel que la diabetes, el colesterol o el tabaquismo, por solo citar algunos.

Fuente | Comfia Imagen | El club de los poetas muertos

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