¿Estar siempre conectados mejora o perjudica nuestra productividad? La ejecución de tareas

¿Estar siempre conectados mejora o perjudica nuestra productividad? La ejecución de tareas
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Hoy en día es complicado entender un puesto de trabajo de una mínima responsabilidad en la empresa, o a un autónomo sin un smartphone en su mano... Esto implica que estamos siempre conectados, ¿siempre disponibles? y que en cualquier momento atendemos correo electrónico, mensajería instantánea o llamadas... Pero ¿este es un buen método de trabajo? ¿Estar siempre conectados mejora o perjudica nuestra productividad?

Que podamos contestar el correo electrónico desde el móvil no significa que tengamos que hacerlo. Es importante elegir bien tanto el momento como el lugar para hacerlo. Ahora mismo tenemos una herramienta en nuestras manos que ha cambiado la forma de trabajar que teníamos hasta ahora, pero que en muchos casos nos lleva a una comunicación constante que no mejora nuestro trabajo. Hoy nos vamos a centrar en la ejecución de tareas en el día a día.

Rehenes del teléfono móvil

Es decir, podemos estar constantemente manteniendo conversaciones telefónicas, enviando mensajes o recibiendo y contestando correos. Y en muchas ocasiones podríamos pasarnos así la mañana o el día. Pero, ¿nos pagan por ello? Tenemos que ser conscientes que la mayor parte de nuestro tiempo tenemos que estar realizando las tareas por las que nos pagan, por sacar trabajo adelante.

Y es algo de lo que nos olvidamos en muchas ocasiones. Se ha pasado la mañana, no sabemos muy bien en qué, ni siquiera hemos parado a tomar café y no hemos parado ni un momento, el smartphone está sin batería y tenemos temas por desatascar que ni siquiera hemos comenzado a despachar.

Por eso creo que es importante establecer los tiempos adecuados para mantener la comunicación, saber cuando tenemos que contestar un correo y cuándo puede estar tranquilamente un par de horas durmiendo en la bandeja de entrada. Y mientras tanto en esas dos horas hemos acabado las tareas más urgentes que teníamos en esa mañana.

Pero lo complicado es que esto muchas veces no depende de nosotros, sino de la cultura de nuestra propia organización. No es la primera vez que no se contesta un correo electrónico inmediatamente y ya están llamando para saber que ocurre, si no ha llegado, etc. Y el resultado es otra interrupción más, abandonar una tarea importante, para atender por lo general algo menor.

Y todo esto sólo con cuestiones de trabajo, sin entrar a valorar si tenemos notificaciones en el teléfono de redes sociales, o mensajería instantánea que es de ámbito personal. Se hace complicado encontrar un momento de pausa para trabajar sin interrupciones.

Las notificaciones que reclaman tu atención constantemente son las principales responsables de que tu productividad no mejore

Cuando alguien con este tipo de problemas me ha preguntado cómo podría romper esta dinámica lo cierto es que siempre contesto más o menos lo mismo. Elimina todas las notificaciones del teléfono o si no es posible ponlas en silencio, no trabajes con el correo electrónico siempre abierto y designa unos tramos al día para gestionar correo, llamadas y mensajes instantáneos, pero fuera de estas horas sólo dedícate a sacar adelante las tareas de cada día.

Lo cierto es que es una experiencia realmente difícil de llevar a cabo, pero cuando alguien hace una petición de este tipo es porque ha llegado al límite de su capacidad. Es complicado cambiar nuestras dinámicas personales, pero con esfuerzo se consigue, pero más todavía lo será hacerlo dentro de nuestra propia empresa. Pero lo cierto es que una vez que nuestros resultados mejoran, que mejora la productividad, el esfuerzo se da por bueno.

Mañana vamos a ver cómo afecta a nuestra capacidad de concentración estar a todas horas conectados, sin que haya muchas veces la posibilidad de desconectar mentalmente del trabajo.

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