Los equipos informáticos llegaron a la empresa y en muchas ocasiones no fuimos conscientes de que tenían un ciclo de vida mucho más corto de que nos podíamos imaginar. En su momento supusieron una mejora espectacular para las empresas, pero poco hemos ido viendo que estos equipos tienen una duración limitada. Podemos procurar alargar el máximo de tiempo posible, pero llega un momento en que esto ya no es sostenible. En cada empresa es distinto, por eso me gustaría saber ¿cuándo renueva una pyme un equipo informático?
Depende en gran medida si el equipo ya está amortizado o no. También del momento económico por el que pasa la empresa, la cantidad de trabajo que tiene, etc. Con bajos volúmenes de trabajo tener equipos informáticos más antiguos y lentos no será tanto problema. Cuando nos aprietan las prisas es otro cantar, y es importante contar con equipos eficaces que no ralenticen las tareas.
Criterios de renovación de equipos
Sin duda un elemento clave a la hora de renovar un equipo es el tiempo que ha cumplido en nuestra empresa. Los ciclos de vida de los equipos informáticos suelen estar alrededor de los cuatro años. Podemos aumentar este tiempo con un correcto mantenimiento y alguna mejora del hardware, tradicionalmente mejoras de memoria RAM o tarjetas gráficas.
Una vez cumplido este tiempo lo cierto es que la mayoría de equipos están amortizados y la mayoría de las empresas piensan en renovarlos en cuanto tengan la ocasión. A menudo esta se presenta con un fallo de hardware. Cuando falla el procesador o la placa base, que implica en algunos casos que encontrar un recambio es un coste más elevado del que nos gustaría para un equipo ya ha dado lo mejor de sí en la empresa.
En otros casos, si el problema es de disco duro, memoria RAM o fuente de alimentación no es tan complicado, ni costoso su sustitución. Aun así, si tenemos recambios en la empresa, de un equipo similar que ya hemos sustituido y hemos guardado piezas, en ocasiones se sigue adelante con estos equipos. Siempre que tengan un rendimiento decente.
Por eso este es el aspecto básico que en muchos casos define qué debemos hacer, si renovar el equipo o no. Si su rendimiento es adecuado lo normal es mantener el equipo. El coste de la sustitución de los componentes dañados, el tiempo que invertimos en dejar el equipo de nuevo disponible lo damos por bien empleado si finalmente el equipo trabaja con un rendimiento adecuado.
Por último un aspecto que en ocasiones nos induce a cambiar de equipos son las aplicaciones. Cuando tenemos que utilizar o instalar para nuestra empresa una nueva aplicación que necesita un procesador más potente, una tarjeta gráfica, o más memoria instalada nos obligan a la renovación de los mismos.
Conclusiones
Pero más que nada debemos ser conscientes del retorno de la inversión que nos facilitará un nuevo equipo. Es a partir de aquí cuando creo que podemos dar por bien invertido nuestro dinero en los equipos informáticos. Si cuando el nuevo portátil, el nuevo servidor, nos va a mejorar la forma de trabajar. ¿Y vosotros, cuándo renováis los equipos informáticos?
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