El ejecutivo de Mariano Rajoy está preparando una reestructuración de una de las figuras tributarias locales más importantes, el Impuesto sobre Vehículos de Tracción Mecánica (IVTM), de tal modo que los caballos fiscales que posea el vehículo dejará de ser función directa de la cantidad dineraria que los propietarios deberán abonar por este hecho imponible.
Esto será así para dar entrada a otras variables como la emisión de gases contaminantes o la antigüedad del vehículo, que aunque no se conoce cómo intervendrán finalmente, se prevé que cada ayuntamiento tenga bastante manga ancha a la hora de fijar las nuevas tarifas correspondientes a partir de su entrada en vigor, que presumiblemente será a partir del próximo ejercicio fiscal de 2014.
A mi entender, con este cambio normativo respecto a esta figura tributaria se puede estar ocultando una penalización a aquéllas empresas que no dispongan de los recursos suficientes para renovar sus flotas de vehículos, algo que les perjudicaría aún más al penalizar a quienes cuentan con una peor situación.
Este cambio normativo, presumiblemente supondrá un importante incremento de costes para las empresas de transporte o que cuenten con una flota de vehículos considerable, ahondando más en sus dificultades en lugar de aportarles nuevos incentivos que vayan más allá de los ya tradicionales incentivos para la compra de vehículos, que posteriormente tienen asociada la contrapartida de tener que pagar una mayor cantidad de impuestos a la hora de declarar las ayudas correspondientes.
En Pymes y Autónomos | Ahorro en el IVTM: la deslocalización
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