Si teletrabajar implicaba para algunos trabajadores un hipotético despido, porque los responsables de las grandes compañías tecnológicas los consideraba invisibles, parece que imponer la vuelta a la oficina conlleva un nuevo fenómeno llamado la Gran Permanencia. Que no es otra cosa más que rendir poco en el trabajo y dejar tu currículum a diestro y siniestro.
Lo que vino a llamarse en Estados Unidos: la Gran Renuncia, representaba a un perfil de personas que con la pandemia valoraron estar con la familia y conciliar. Sin embargo, las tornas han cambiado y trabajar a distancia parece un problema que preocupa a los superiores. ¿Es buena idea contar con una legión de trabajadores descontentos en la empresa?
Teletrabajar supuso inversiones por parte del trabajador que debe volver a la oficina
Las empresas se encargan de recordar los beneficios que tiene la vuelta a la oficina, como trabajar en equipo y la colaboración, pero estas antiguas normas que se evaporaron durante un par de años, sólo generan frustración en las personas.
Teletrabajar implica contar con una personalidad que apueste por el orden y la disciplina. Y a la vez, conlleva el poder organizar las tareas del hogar y el cuidado de los más pequeños. Es complejo decir adiós a esas ventajas que influían de manera positiva en la productividad, para pasar más horas calentando la silla sólo para que se les vea.
Por no mencionar que se tuvo que hacer una inversión para convertir habitaciones en despachos.
Un estudio reciente sobre empresas del S&P 500 realizado por investigadores de la Katz Graduate School of Business confirma que la vuelta a la oficina por imposición no hace más productivas a las personas y no tienen un impacto significativo en la rentabilidad de la empresa.
Para hacer realidad la Gran Permanencia en las empresas no se puede volver al pasado
"Para prolongar realmente la gran permanencia y que ésta haga honor a su nombre, las compañías deben aplicar iniciativas que fomenten el compromiso, la pertenencia y la lealtad", expone una encuesta reciente de Deloitte.
La incertidumbre económica afecta tanto a las grandes empresas como a las pymes, y es por esa razón que muchos trabajadores permanecen en su puesto. Sin embargo, el teletrabajador, dependiendo de su sector, tiene la posibilidad de trabajar para cualquier empresa del mundo.
La demanda de trabajos remotos es grande pero cada vez hay menos puestos, esa competencia, unida a la insatisfacción por la vuelta a la oficina y la pérdida de una calidad de vida, lleva a enviar currículums para probar suerte, mientras se forma parte de un proyecto en el que no creen. ¿De veras merece la pena tener la oficina llena de gente que no cree en lo que hace?