Una historia de amor, dinero y salarios

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El amor y el dinero no siempre van cogidos de la mano, más aún cuando extrapolamos estas relaciones a la empresa y a los salarios de los trabajadores. Me ha gustado este post de Coaching Virtual en el que pone de manifiesto como una una trabajadora que va ascendiendo día a día en la empresa, después de cinco años no ha aumentado apenas su salario en este periodo de tiempo.

Lógicamente, todos buscamos ascender en nuestra profesión y la retribución económica y lo que cobramos por nuestro trabajo, es un reconocimiento expreso de valía si se reciben aumentos o mejoras salariales. El problema real lo tiene la empresa cuando uno de sus miembros destacados busca trabajo en otra empresa y le mejoran las condiciones económicas. Aquí viene la disyuntiva ¿subir el sueldo al trabajador para evitar que se vaya o comernos el error y perder un activo valioso dentro de nuestra organización.

En ambos casos, la decisión que tomemos tiene sus ventajas y sus inconvenientes. Partiendo de la base que todos somos necesarios pero nadie imprescindible, podemos dar por hecho que antes o después podremos encontrar otro trabajador que cubra las funciones del empleado anterior con la misma solvencia.

Por contra, este proceso llevará su tiempo y sus costes, por lo que no se garantiza tampoco que sea la opción más barata, sin olvidar el periodo de transición en la sustitución del trabajador.

En el caso de accedamos a subir el sueldo e igualar o mejorar la oferta, corremos el riesgo de tener esta misma situación con cierta frecuencia y llegará un momento en el que no podamos asumir esa subida de sueldo y tengamos que dejar al trabajador marchar. A favor, seguimos con un trabajador motivado en plantilla y no tenemos que incorporar a nadie. ¿Qué situación véis más óptima en vuestra empresa?

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