Empresas, ¿tantos ‘me gusta’ tenéis, tanto valéis?

Empresas, ¿tantos ‘me gusta’ tenéis, tanto valéis?
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“Vamos a intentar llegar a nuestro público objetivo, a nuestros potenciales clientes, apuntando bien el ‘tiro’ en nuestro mensaje y segmentándolo correctamente”, dice el responsable de redes sociales de la empresa. Se produce un silencio y llega la respuesta al otro lado: “¿Pero cuántos seguidores tenemos y cuánto hemos crecido? ¿Cuántos más me aseguras?”. Es decir, la importancia siempre en el peso, cantidad frente a calidad. ¿Realmente en las redes sociales funciona la ley ‘Tantos ‘me gusta’ tienes, tanto vales’?

Como comerciante, ¿cuál sería tu objetivo: que pasara cuanta más gente mejor por delante de tu tienda o conseguir que día tras día entren muchos más clientes interesados en tus productos o en tus servicios? Para lo primero, basta con colocarte en un lugar de mucho paso o invertir en un local en una de las zonas privilegiadas de cualquier ciudad. Para lo segundo, debes ofrecer buenos productos, ser atractivo y conseguir la atención de quien camina junto a tu escaparate.

Si eso lo trasladamos a las redes sociales, ¿el fin último sería lograr 100 ‘me gustas’ o seguidores más en Facebook o Twitter, aunque muchos de ellos no tengan nada que ver con tu marca o, incluso, sean de ‘atrezzo’? ¿O lo ideal sería que se consiguieran 20 usuarios más realmente interesados en tus productos y tus servicios y dispuesto a escuchar lo que le quieres ofrecer?

Hace un par de semanas, un canal de televisión destapaba lo que era ‘vox populi’ en las redes sociales: el mercado de los seguidores de palo, de los falsos ‘me gusta’ en Facebook existe y está a golpe de click. Puedes invertir 15 dólares para sumar 1.000 ‘likes’ en la página de tu empresa y así engrosar tus estadísticas. Así, pesar más y sentir que de esa forma mejoras. Pero, ¿de qué sirve si no hay interacción, si no hay una verdadera construcción de marca, si no hay una conversión real?

Cuando una estrategia de marketing en redes sociales se centra exclusivamente en el peso, el camino es muy corto. La frustración llegará cuando el empresario se dé de bruces con la realidad y vea que ese crecimiento aparente en los grandes números no se traduce en nada más que en tener una maravillosa fachada por la que pasan muchos todos los días, sin mayor interés.

Puedes aspirar a que todo el mundo pase por tu tienda, pero, mientras que no consigas que la gente se interese por ti y lo que ofreces, servirá de muy poco.

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