Una vez más lo han vuelto a hacer, y ya van muchas. Una vez más el Estado como tal ave carroñera depredadora, como cual caco, desvalija todo lo que encuentra por delante, una vez más han vuelto a dar el gran golpe. Un gran golpe en forma de recuperación del Impuesto de Patrimonio, que curiosamente afectará a los de siempre: a los empresarios medios.
¿Hasta cuándo vamos a tolerar que jueguen con el esfuerzo, que con el sudor, con la ilusión de tantos años tirando adelante nuestro negocio?, ¿hasta cuándo vamos a permitir que nos sigan robando a mano armada (el fisco) y sin esconderse?, ¿hasta cuándo vamos a permitir que en nombre de la solidaridad nos expolien aquello que tantos años, esfuerzo y riesgo nos ha costado lograr?
No nos engañemos, este nuevo golpe, este nuevo sablazo, no está destinado esencialmente a recaudar más. Este nuevo golpe, simplemente es una mera operación cosmética atreviéndose con los de siempre: atreviéndose con el empresario, con la persona de clase media que con mucho trabajo y dedicación ha conseguido ahorrar y crear un patrimonio.
Visto esto no me queda más que aconsejar una cosa a los empresarios: dejen de ahorrar, dejen de generar patrimonio y gástenselo todo, todo y más, que no les puedan encontrar nada. Y cuando ya no tengan nada, entonces vayan mendigando, que entonces sí que les darán, les darán todo lo que quieran, entonces ustedes serán los favorecidos de la tan manida redistribución.
Si la opción anterior no les convence, les invito a que piensen, a que se les ingenien, a que preparen el más rocambolesco y salvaje de los planes (entendiendo siempre planes legales, no vaya a ser que alguno empiece a decirme que invito a no se qué) para que no les puedan encontrar nada. Monten sociedades que sean las titulares del patrimonio, hagan lo que sea, pero que no les sableen una vez más.
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