Cuando un empleado se siente dueño de la empresa

Cuando un empleado se siente dueño de la empresa
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Cuando oímos esta expresión que aparece en el título, tendemos a pensar en el típico trabajador que cree que va a heredar la empresa, algo un poco complicado hoy día si pensamos en la duración de los contratos. Pero, existe otro perfil más amable, y es el del empleado que se toma sus quehaceres muy en serio y hace sentir al cliente, único.

Siempre se comenta que la atención al cliente es el activo empresarial más importante. Un cliente satisfecho es un imán para más clientes. ¿Pero, por qué algunos trabajadores dan el 100% en su puesto si la empresa no es suya y ni mucho menos la van a heredar?

Cuando de verdad el salario emocional da sus frutos

Sabemos lo que significa crear un buen ambiente laboral, que se haga hincapié en crear equipo y que ese equipo se mantenga lo más cohesionado posible. También sabemos que el salario emocional es importante para quien todos los días madruga para ir a trabajar.

Tratar a un trabajador con respeto, valorando su esfuerzo y escuchando sus problemas si los hubiera, traerá un beneficio para el gerente y la empresa que no está pagado: sentir que pertenece de verdad a un proyecto común. Y ese sentimiento se ve reflejado en trabajadores que tratan a los clientes de manera exquisita.

Cuando vender no lo es todo, cuando el cliente lo es todo

Parece una contradicción pero algunas empresas olvidan cuando elaboran estrategias de marketing, que vender de manera agresiva no da beneficios y sí genera una mala imagen. Basta con observar en algunos lugares a trabajadores que sin mirarte a los ojos, tras una compra te ofrecen otro producto que saben a la perfección que no te va a interesar.

Ese trabajador se siente incómodo, porque otra forma de tratar bien a un empleado es lograr que dé lo mejor de si mismo en su puesto. Si bien hay que seguir unas pautas, hay personas que si siente cómodas en su empresa, eso se lo van a reflejar cuando tienen al cliente delante. Lo que significa: vender pero no agobiar.

Cuando la experiencia de compra para el cliente es lo importante para la empresa y para el trabajador

Entras a un local, te reciben con una sonrisa amable, esa persona está pendiente de ti pero no sobre ti, invadiendo tu espacio personal. Sabe que te gusta mirar y que si tienes una duda te acercarás a preguntar.

Las dudas resueltas pueden ir de la mano de alternativas, otros productos similares a lo que buscas que pueden ser de tu interés. El cliente percibe cuándo tratan de ayudarle y cuándo tratan de venderle a toda costa algo que no le interesa.

Ahí entra en acción ese trabajador que parece el dueño de la empresa en el mejor de los sentidos: resolutivo, formal, cordial y paciente, sabe qué le gusta a sus clientes y cuando debe dar dos pasos atrás.

Su gerente y el equipo que hay detrás lo han hecho bien. Él se siente cómodo en su trabajo, se toma la libertad de ofrecer estrategias de venta individuales porque sabe distinguir lo que gusta o no, a un cliente. Así es como se cierran compras, se logra fidelizar, y lo más importante: ser feliz en tu trabajo.

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Imagen|Hwellrich

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