El hombre (o la mujer) anuncio para beneficio de las marcas

El hombre (o la mujer) anuncio para beneficio de las marcas
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Somos muchas las personas que nos enamoran ciertas marcas y que hacemos de ellas casi banderas y referentes de estilo de vida, ¿y qué hay de malo en ello? A mí entender nada, al contrario, y sé que todo ello a riesgo de parecer como he dicho en el título de este artículo el hombre (o la mujer) anuncio.

Particularmente en mí caso soy muy amante de algunas marcas en concreto. Tanto para vestir como para mis complementos. Muchos dirán que eso no aporta valor, que lo que importa es simplemente ir vestido, yo a todo ello respondo, que obviamente que la función básica queda cubierta con cualquier “trapito” al uso, ahora bien no todos los “trapitos” me aportan (a mí) el valor que me satisfaga.

Sí, lo sé, salgo a la calle y desde las gafas que llevo hasta los zapatos en muchas ocasiones son de unas marcas determinadas, y sé que eso a ojos de muchos pensarán que es “pijoterismo”, “esnobismo”, “tontismo” o no sé cuantos “ismos” más. Yo pienso lo contrario, puedo ser todos esos “ismos”, pero sin duda lo que soy comprando unas marcas, es fiel a un estilo de vida y a una imagen que me gusta reflejar.

No sé, puede que tengan razón todos los que acusan con todos esos “ismos” (sin darse cuenta que criticarlo y llevar trapitos sin marca también es representar otro estilo de vida, ni mejor ni peor, simplemente otro), yo lo que sí sé es que siempre que me lo pueda permitir las empresas que hay detrás de esas marcas seguirán viviendo muy bien a mi costa. Y eso que estoy gordo y no todo me queda bien, que si no sería aún más asquerosamente presumido.

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