Si de algo se quejan muchos empleados en España es de lo extenso de los horarios. Jornadas interminables con turnos partidos que al final hacen que la sensación sea de trabajar durante todo el día y no tener tiempo para nada. Por eso la reforma laboral empezará por la reforma de los horarios para flexibilizar la jornada.
Y esto es algo de lo que se lleva hablando muchos años, pero nadie ha dado nunca un primer paso. Las empresas piensan que tienen que estar abiertas y disponibles el mayor tiempo posible para no perder clientes. Pero esto tiene un coste, ya sea contratando más empleados o ampliando los horarios, de forma muchas veces innecesaria.
Si a esto le sumamos que por lo general se empieza a trabajar tarde, se acaba muy tarde. Y esto lleva a obligar al pequeño comercio a ampliar todavía más sus horarios, porque la gente puede hacer sus compras cuando finaliza su jornada laboral. Es una rueda muy complicada de romper.
Y todavía es peor en las ciudades más grandes, donde los empleados viven lejos de sus oficinas, tienen atascos y tardan más en llegar a sus casas. Por un lado les obliga si tienen turnos partidos a comer fuera. Porque como se vuelve muy tarde nadie opta por un pequeño refrigerio para aguantar hasta llegar a casa.
Hay que considerar que venimos de una cultura de presentismo en las empresas muy arraigada. Todavía hoy día lo vemos cuando ha tocado decidir si se continuaba dando facilidades para el teletrabajo o se volvía a la oficina. La segunda ha ganado claramente.
Si ha esto le sumamos que en muchos trabajo la hora de salida es básicamente cuando se vaya el jefe o cuando se termine la faena, esta claro que tenemos un problema con los horarios. Que un control como el impuesto hace un par de años no ha conseguido solucionar.
Lo ideal sería intentar llegar a un consenso como sociedad de que fórmulas de trabajo deseamos. Y a partir de aquí tomar medidas para intentar dirigirnos a esta situación. Pero esto en un país fundamentalmente de servicios y ocio como el nuestro me temo que va a ser imposible. Por mucho que los Gobiernos se empeñen.