Que el número de parados varía según la provincia lo sabemos, pero ¿qué historias se esconden detrás de esas cifras? En el caso que voy a contar, es la de hombres y mujeres que se niegan a estar en casa, aunque han perdido su empleo y son conscientes de la dificultad de abrir un negocio. Pero decididos dan un primer paso, el que muchos españoles han adoptado: solicitar una licencia de apertura. Una cifra que en muchas ciudades asciende como la espuma.
Con poco dinero pero con una buena dosis de imaginación, estas personas levantan esperanzados las persianas cada día. Aunque las nuevas tecnologías ocupen un amplio sector como salida profesional, no es obstáculo para que se abran tiendas con una vuelta a los orígenes ofreciendo servicios que habían desaparecido. Charo García es una alicantina con una afición, el punto. Creo que todos recordamos a nuestras abuelas enfrascadas en esa labor, haciendo fácil lo difícil. Desde hace unos años, resultaba complicado encontrar un lugar donde vendieran agujas o cualquier utensilio necesario.
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Abrir una panadería puede parecer poco creativo, pero si se estudia bien el terreno y se detecta esa carencia, puedes llegar a convertirte en la empresa del año. En los barrios periféricos se potencia la creación de tiendas, con ayudas por parte del Ayuntamiento de turno. En un barrio conocido de Alicante, en menos de dos meses, han visto la luz: una churrería, una cafetería, una charcutería, etc. Además del beneficio que supone para los emprendedores, a los vecinos les repercute de manera positiva por diversas razones.
España es el país de los bares, y normalmente el fracaso de algunos de estos establecimientos viene por la masificación que existe.Por esta razón, seguir una buena estrategia es necesario para prever el éxito de nuestro negocio. Estas personas, que abren tiendas de toda la vida, ofrecen buenos precios, estimulan a los que conforman la comunidad, y contribuyen a la mejora de la estética de zonas degradadas.
De esta manera, con la vuelta al comercio tradicional-siempre en crisis frente a los grandes centros comerciales-observamos el nicho de mercado que existe, sobre todo en barrios donde llegar hasta estas grandes superficies no resulta tan cómodo por la distancia. Puede que vivamos una crisis económica pero no de ideas. El ejemplo anterior de la tienda de punto, es un ejemplo. Además de vender, han creado un taller para enseñar a todo aquel que quiera hacer su propia ropa.
Si nos centráramos en el aspecto psicológico, la palabra que más pronuncian estos trabajadores es: ilusión. El hecho de contemplar día a día,cómo crece una idea propia es una cuestión de autoestima, de orgullo, además por supuesto de unos ingresos necesarios cuando el desempleo se alarga en el tiempo, y las ayudas por parte del Estado se agotan.
A veces, necesitamos pequeñas acciones por parte de una sola persona, para que varias sientan que sus barrios marginados y dados por perdidos renazcan.
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