El otro día tuve que ir a una tienda de electrónica con un autónomo amigo mío. Necesita un equipo para trabajar en movilidad y estaba pensando en un equipo ligero y versátil. Estuvimos mirando las distintas opciones hasta que llegó el momento de pensar realmente que es lo que quería, ¿tablet convertible en portátil o portátil convertible en tablet?
Porque no es exactamente lo mismo. El tablet convertible en portátil suele venir con Android, iOS o Windows RT, los menos, a los que acoplamos un teclado para se asemeje en su manejo a un portátil y no perder la productividad que muchas veces necesitamos para introducir datos.
El portátil convertible en tablet suele montar Windows 8 como sistema operativo y la pantalla táctil que podemos usar como tablet suele ser más pesada que en el caso anterior, algo que también se nota en el grosor de la misma. Con distintos factores de forma, ya sean separándose del teclado o abatiéndose sobre el mismo, el resultado es un tablet un poco menos manejable que en el caso anterior.
Tras evaluar pros y contras de ambos modelos y teniendo en cuenta sus necesidades o el uso que iba a darle como tablet decidió cambiar de segmento decidiéndose por un ultrabook, con pantalla de 11" y disco SSD, sin pantalla táctil. Al fin y al cabo en su caso el manejo táctil no era tan importante ni le aportaba gran valor.
Lo que si valoraba era tener un equipo muy delgado, con un kilo o menos, y que pudiera instalar todas las aplicaciones que actualmente manejaba en su portátil de 15,4". El ultrabook era lo que necesitaba, pero hoy en día parece que si no tenemos un tablet estamos anticuados, aunque luego busquemos transformarlo en un portátil de una u otra forma.
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