Abandonar el cortoplacismo

Abandonar el cortoplacismo
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Acabo de leer el post de Manuel Delgado, donde denuncia las actitudes cortoplacistas en la actividad empresarial y cómo éstas conducen al fracaso. Porque el mundo empresarial no es una carrera de 100 metro, es una maratón, y por eso debemos abandonar el cortoplacismo.

Es evidente que, en la sociedad actual, la inmensa mayoría de las actitudes son cortoplacistas. Los políticos no piensan más allá de las próximas elecciones, y la gran mayoría de las personas no piensan más allá del próximo fin de semana. Algunos de los reportajes que ha ido publicando El País en referencia a los pre-parados también hablan de ello, Los jóvenes que dejaron los estudios para trabajar en la construcción y ahora se encuentran si trabajo y sin formación son un ejemplo.

En muchas ocasiones, cuando una se plantea montar un negocio, busca una oportunidad en un sector en auge porque siempre se cree que resultará mucho más fácil. Ese es un grave error, primero porque, como ya comentamos, el éxito parte de ser bueno en lo que uno hace, si no se domina el sector en el que vamos a introducirnos, por mucho que esté en auge, no podremos seguir adelante.

En segundo lugar, el auge de un sector no es eterno. Llegará un momento en que la euforia se acabe y vengan las contracciones de ese mercado, ¿cuantas empresas del sector de la construcción han resistido al estallido de la burbuja? La inmensa mayoría de las que han desaparecido no estaban preparadas para afrontar la paralización del mercado, precisamente porque carecían de una planificación a largo plazo.

La cultura del pelotazo consiste en eso, en coger la ola y que nos lleve los más alto posible, nadie piensa lo que ocurre cuando ésta rompe y llega a la orilla. Los negocios que perduran no se basan en eso, se basan en encontrar aquello que nosotros podemos ofrecer y el mercado puede necesitar. Se basan en que lo que ofrezcamos sea de calidad, para ganarnos la mayor cuota de mercado posible, y en mantenerla y aumentarla durante el mayor tiempo posible.

Se basa en dejar de buscar la consecución de objetivos ahora, a costa de sacrificar la capacidad futura de la empresa, en ir aumentando los recursos de la empresa, y gestionarlos de tal manera que ésta se vaya haciendo cada vez más sólida. Las políticas y las decisiones empresariales no se pueden tomar de otra manera que no sea pensando en el largo plazo.

En Pymes y Autónomos | El control de la gestión empresarial, la asignatura pendiente Imagen | Juan Antonio Capó

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