Windows 10 S, Chromebooks, iPad Pro, ¿qué necesitan las empresas para trabajar con ellos?

En los últimos años hemos asistido a la llegada de nuevos sistemas operativos que están orientados hacia usuarios que trabaja en Internet de forma habitual. El último en llegar ha sido Windows 10 S, pero ya estaban los Chromebooks o el iPad Pro por citar algún ejemplo. Pero ¿qué necesitan las empresas para trabajar con ellos?

En la mayor parte de los casos para trabajar tal y como lo harían desde un equipo de sobremesa o un portátil con un sistema operativo Windows al uso sería que sus aplicaciones, las que utilizan en el día a día estuvieran disponibles online y dispongan de apps que se pueden instalar. Los datos y aplicaciones tienen que estar en la nube.

En todos los casos de cumple que no se pueden instalar aplicaciones clásicas de Windows, estas que te descargas e instalas en tu ordenador para ejecutarlas. Se tienen que buscar aplicaciones que estén en las diferentes tiendas de aplicaciones o sean accesibles a través de un navegador web.

Por otro lado si se utiliza la administración electrónica, es necesario poder instalar los certificados digitales y Java, un complemento imprescindible para firmar y enviar muchos de los trámites que hay que realizar. Y esto no es tan sencillo o a veces es imposible trabajando con un Chromebook o un iPad Pro.

En estos casos siempre queda como solución abrir una sesión remota en el servidor para trabajar a través de Terminal Server o hay alguna solución intermedia para Windows 10 S. Pero en estos casos el nuevo sistema operativo realmente no aporta nada a la empresa. Es una solución de compromiso o de transición. Lo que nos permite es trabajar como lo hemos venido haciendo sin tener que pasar a la nube.

La parte negativa es que este modelo supone tener que adquirir o licencias de Acceso Remoto para los usuarios o tener un ordenador siempre encendido para realizar dicha conexión, donde no podrá trabajar otro usuario simultáneamente. Al final aprovechar este tipo de dispositivos sólo tiene sentido si se evoluciona y se deja atrás la fórmula de trabajo que ha estado vigente en los últimos 20 años.

No todas las empresas lo ven igual, en muchos casos sólo ven un portátil económico o un dispositivo icónico, pero no están dispuestos a cambiar su fórmula de trabajo y luego ven que no aprovechan todas las posibilidades que tienen. Es lo mismo que viene ocurriendo desde hace años con los smartphones, en su mayor parte desaprovechados en las empresas.

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