Junio será el mes en el que las empresas empiecen a recibir las ayudas directas

Hace ya más de tres meses que se anunció el fondo de 11.000 millones, 7.000 de ellos destinados a las pymes, destinados sobre todo a sectores muy dañados como turismo, hostelería y pequeño comercio. El objetivo era ayudar a las empresas del sector a abrir sus negocios de forma solvente cuando se iniciase la recuperación. Y finalmente junio será el mes en el que las empresas empiecen a recibir las ayudas directas.

La administración tienen sus tiempos y eso lo sabe cualquier empresa que tramita con ellos. La realidad es que el objetivo del fondo no se cumplirá. La mayoría de las empresas del sector hostelería, del turismo o comercio local que estaban cerradas volverán a poner en marcha sus negocios con sus propios recursos. Y la promesa de que los fondos llegarán el próximo mes en el mejor de los casos.

Es un dinero que, aunque tarde, siempre va a ser bien recibido. Pero si el objetivo era ayudar a un comercio a pagar su alquiler, sus facturas de la luz, o su conexión a internet, no va a cumplir con su cometido. Es cierto que en algún caso se puede dar la circunstancia de que estos recibos estén sin pagar, con la promesa de hacer frente cuando lleguen las ayudas solicitadas.

Entre que el Ministerio de Hacienda tardó un mes en remitir el convenio a las comunidades, y estas lo devolvieron firmado, han pasado casi dos meses. Después se tienen que tramitar las solicitudes y volver a remitirlas a Hacienda para que compruebe que los requisitos económicos trasladados por los negocios se cumplen. Y luego se paga. Un proceso demasiado lento que quizás haya dejado empresas cerradas por el camino.

Y esto ya sin contar con el desencanto de sectores que por su CNAE no podían acogerse a dichas ayudas. Se cambió la ley para que fueran las comunidades las que pudieran ampliar, según las necesidades de cada zona, el número y sectores de empresas que podían optar a dichas ayudas. Ahora llega el momento de ver si han servido o no para algo estas ayudas.

Lo peor de todo es que este tipo de mecanismos se tenían que haber puesto en marcha hace un año. Pero entonces pocos esperaban que la crisis se prolongara todo este tiempo. Y desde luego si muchos lo llegan a saber hubieran cerrado y liquidado el negocio desde el primer día. Ahora podrían volver a empezar, pero sin una mochila con un año de deudas a sus espaldas.

Imagen | Capri23auto en Pixabay

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