Flexibilidad laboral vs. protección y seguridad para los trabajadores, las claves para el futuro del trabajo

Una de las cuestiones importantes a la hora de afrontar un momento de crisis es establecer o mejorar el marco del mercado laboral. Actualmente tenemos la legislación que se articuló para ayudar a salir de la crisis de 2008 a la mayoría de las empresas. Para las empresas no basta, se necesita un mercado laboral más flexible. Para los trabajadores se necesita más protección y seguridad. Y con estos elementos hay que articular tarde o temprano la gran reforma laboral del siglo XXI.

Porque parece que ambos elementos son antagónicos, pero no necesariamente tiene que ser así. A mi modo de ver lo primero que se debe intentar es impedir los abusos. Empresas que contratan a empleados a media jornada pero trabajan 8 o más horas, falsos autónomos o contratos temporales que deberían ser indefinidos o fijos discontinuos.

En muchos casos se producen estos abusos para evitar indemnizaciones en caso de despidos. La empresa necesita tener la posibilidad de adaptar sus plantillas a la demanda de trabajo de forma rápida, tanto para poder absorber los picos de trabajo como para prescindir de empleados cuando se produce una bajada.

Pero también hay que dar respuesta a las nuevas relaciones laborales que se establecen entre las empresas y los trabajadores. El trabajo autónomo y la posibilidad de trabajar a distancia, pagar más o menos dependiendo del lugar en el que vivan los empleados, el derecho a la desconexión digital o una remuneración justa por la tarea a desarrollar.

Lo malo es que no recuerdo una reforma laboral que dure más de 15 años, que es lo que se está pidiendo en muchos sectores. Amplitud de miras, un acuerdo con un amplio consenso que no dependa de la relación de fuerzas que hay en el momento de la firma, sino que mire al futuro para dar esa seguridad jurídica que todo el mundo quiere.

Son muchos los problemas que hay que resolver, mucha casuística que estudiar. No tiene nada que ver el trabajo que realiza un temporero con el de un especialista en Big Data. Y sin embargo ambos sectores por motivos diferentes tienen sus demandas que necesitan ser estudiadas y atendidas. Esperemos que todos los actores que tienen que impulsar estas reformas se abstraigan del ruido de fondo y acaben por centrarse en lo importante.

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