Cacaolat, la marquesina y una experiencia de marca con aroma

Los que teníamos oportunidad de ver el canal TV3 estamos familiarizados con la marca Cacaolat porque estaba muy presente en anuncios y programas. Ni en la bebida ni en la marca había reparado en estos últimos años hasta tropezar con esta experiencia de marca que me ha resultado cuanto menos original. Que los olores son una herramienta utilizada como recurso en marketing no es la novedad, lo que sí despertó mi atención fue que se atrevieran a realizar esta acción para promocionar la bebida en la calle.

Durante una semana, los usuarios del transporte público y los transeúntes que se acercaron a la doble parada de autobús disfrutaron de una experiencia pionera en España que incluía un sistema de dispersión de aroma de Cacaolat. El sentido del olfato es el que mayor vinculación presenta con nuestros recuerdos y emociones.

Emprender y evolucionar

Esta marca es un ejemplo de cómo se puede evolucionar a la hora de llegar a los clientes sin variar la filosofía, ni los valores que la rodean desde hace tantos años. Este batido nació fruto del espíritu emprendedor y de la casualidad, en 1931 Marc Viader Bas, uno de los socios fundadores de Letona SA, viajó junto con su hijo Joan a Budapest para asistir a una Feria Internacional.

La visita implicó la asistencia a la boda de uno de los comisarios de la Feria. Y fue allí donde probaron una bebida refrescante a base de leche y cacao. Una bebida que por supuesto les entusiasmó, y como su empresa nació por la necesidad de transformar el excedente lácteo y sus socios querían encontrar una manera de aprovechar esta circunstancia, con este encuentro casual con la exótica bebida encontraron una solución. Así nació Cacaolat.

Una comunicación eficaz década a década

A lo largo de los años y tras lograr el éxito entre las primeras personas que probaron el batido, la marca se consolidó en el mercado como un producto atemporal. Tenían un eslogan para el verano y otro para el invierno. De hecho, ahora que están presentes en las redes sociales, destacan que es su batido se puede tomar tanto con algo dulce como salado. La innovación y la coherencia han estado presentes desde el siglo XX hasta el actual.

De hecho, conservan al niño que acompañaba los carteles que anunciaban el producto. Lógicamente su diseño se ha adaptado a los tiempos pero la esencia es la misma: un niño que porta sobre sus hombros una gran botella de la bebida.

El marketing y la publicidad para rescatar los recuerdos

Y como decíamos al inicio ahora apuestan por un marketing transgresor tras pasar unos años en los que la marca dejó de estar en manos de sus propietarios (Nueva Rumasa la adquirió en 2007 hasta que se vendió en 2011) por lo que desde 2012 han llevado a cabo diversas campañas publicitarias y acciones de marketing con una carga de alto contenido emocional que ha surtido efecto debido a que en Cataluña, por ejemplo, si alguien pedía un batido en una cafetería se le servía uno de esta marca.

Es un ejemplo de que el marketing, en este caso el más elaborado como un sistema de dispersión de aroma puede provocar a nuestros sentidos y recuerdos pero para ello ha de existir una historia detrás y esta empresa consiguió durante décadas establecer lazos afectivos con sus clientes, incluso cuando existió la posibilidad de que desapareciera.

Cuentan con una legión de seguidores en Facebook, y no hay que olvidar que está considerado como el primer batido de fabricación industrial del mundo.

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