Las medidas de ahorro energético impuestas al pequeño comercio pueden ser el último clavo en su ataúd

Es un proceso que se prolonga en el tiempo y vemos como inexorablemente se va ampliando año tras año. El comercio minorista que hemos conocido hasta ahora está desapareciendo. Y las medidas de ahorro energético impuestas al pequeño comercio pueden ser el último clavo en su ataúd.

Quizás sea una medida que tiene un impacto pequeño en la cuenta de resultados de estos comercios. Les afectan más desde hace años otras cuestiones como la expansión de la venta por internet, el fin de las rebajas o la liberalización de horarios que no les permiten competir contra cadenas más grandes.

A esto le sumamos una pandemia que ha hecho a la mayoría consumir sus reservas, pero también a otros muchos endeudarse para sobrevivir. También unos costes energéticos disparados y una inflación por las nubes. El resultado son unos 40.000 pequeños comercios menos en dos años, según UPTA, 3.000 de ellos solo según los datos de julio


El ahorro energético debería ser una medida que beneficie a las pymes

Lo cierto es que el ahorro energético debería suponer un ahorro para la mayoría del pequeño comercio. Es más, a mayor precio del coste de la electricidad, aislar mejor el local o subir un par de grados la temperatura va a suponer un ahorro de dinero importante en la factura mensual. ¿Cuánto? La estimación es que por cada grado menos en aire acondicionado aumenta la factura hasta un 8%.

¿Entonces por qué el sector se manifiesta en contra? Básicamente por dos motivos. La temperatura de confort establecida de 27º consideran que es demasiado elevada para que resulte atractiva para que un cliente permanezca en su establecimiento, probando o mirando sus productos de forma cómoda.

Y esto tiene un impacto importante en su facturación, menos clientes, son menos ventas. Si a ello le sumamos que la política de puertas cerradas hace que un porcentaje de estos clientes no crucen el umbral de la puerta, ya sea con una puerta automática o no, el comerciante cree que el ahorro energético no compensa al tener una facturación menor.

Pero les obliga desde el principio a realizar inversiones no previstas

Además en muchos casos está obligando a los negocios a realizar una inversión para adaptarse a la nueva normativa. Que en algunos casos puede ser importante y no está claro que las ayudas que puedan recibir cubran la totalidad del proyecto.

Porque ya sabemos como funciona, primero pagas y luego recibes la ayuda. En muchos casos tarde, mal o nunca. Y no todos se han recuperado de las deudas de la crisis pasada. La inversión se recupera con el ahorro de la factura, eso sí, siempre que no se pierdan clientes por este motivo.

Los más perjudicados son aquellos que están a pie de calle. Porque un negocio que se encuentra dentro de un centro comercial, ya está ahorrando, dado que la temperatura de todo el centro está acotada y como mucho tendrá que regular su local un par de grados.

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