¿Puede mi empresa llegar a valer más de 1.000 millones de euros?

La intención inicial de toda aquella persona que constituye una empresa es alcanzar el éxito en el menor tiempo posible. Y, para ello, solemos tomar como referencia aquellas compañías que hace apenas diez años no existían y hoy tienen un valor y reconocimiento superior a muchas empresas consolidadas, a las que superan de forma amplia.

La mayoría de ellas tienen una gran base tecnológica. Los ejemplos de Twitter y Facebook son paradigmáticos. La capitalización bursátil de Twitter es, en la actualidad, de 18.000 millones de dólares y la de Facebook, de más de 260.000 millones de dólares. Nosotros vamos a ser un poco menos ambiciosos y nos vamos a conformar con 1.000 millones de euros, pero ¿puede mi empresa llegar a valer tanto?

Si echamos un vistazo a las startups con una valoración superior a los 1.000 millones de dólares, nos daremos cuenta de que la gran mayoría de ellas cuentan con una amplia base tecnológica. Compañías como Uber (con una valoración de 51.000 millones), Airbnb (25.500), Snapchat (16.000), Pinterest (11.000), Dropbox (10.000) o Spotify (8.500) dominan sus respectivos sectores, gracias a las nuevas tendencias que se han arraigado especialmente entre los jóvenes.

Pero, además, todas ellas tuvieron en común la incertidumbre propia de todo proceso de apertura de un nuevo mercado y la consecuente dificultad de encontrar inversores dispuestos a colocar sus capitales en compañías con un futuro realmente incierto pero, eso sí, con una enorme capacidad de crecimiento futuro.

Por esta razón, es muy habitual encontrarnos con startups sin fuentes de ingresos y que, en realidad, valen miles de millones (¿os acordáis del caso de WhatsApp?), precisamente por este motivo: por la gran capacidad de generación de ingresos futuros, la verdadera razón por la que los inversores están dispuestos a invertir su dinero. En realidad, no se trata tanto de valorar una empresa utilizando para ello las técnicas tradicionales cuanto de que esta valoración entre dentro de los parámetros de los inversores.

Al fin y al cabo, el precio de la acción de una empresa es lo que los inversores estén dispuestos a pagar por ella. Eso sí, si ellos no perciben que nuestra empresa crecerá (o seguirá creciendo en el futuro), nunca llegaremos a ser una startup de más de 1.000 millones de euros.

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