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La hipoteca mobiliaria: casos particulares en actividades económicas

Tal y como vimos en este post, la hipoteca es una de las vías de financiación a largo plazo más usadas, tanto dentro de la empresa como a nivel particular. La hipoteca es un préstamo en el que se ofrece una garantía real sobre el propio importe debido, normalmente una propiedad inmobiliaria, que es la operación usual que realizan los particulares o empresas para adquirir terrenos o instalaciones industriales.

Pero la hipoteca, también se puede constituir sobre bienes muebles, puesto que nos encontramos con multitud de empresas cuyos activos no son propiedades inmobiliarias y necesitan financiación para poder adquirir dichos activos. Pensemos por ejemplo en la pesca y el coste de los barcos, en el segmento del transporte cuando hablamos de camiones, taxis y sus licencias o aeronaves y hasta en el caso de concesiones administrativas que requieren una financiación muy importante. Para todos estos casos, se usa la financiación mediante la hipoteca mobiliaria.

La hipoteca mobiliaria, regulación y características sustanciales

La hipoteca mobiliaria está regulada en una ley de 1954, vigente todavía y que marca los principales aspectos de este tipo de financiación. Este formato de hipoteca no conlleva el desplazamiento de la posesión del bien al prestamista, es decir, los propietarios que lo hipotecan siguen siendo sus propietarios legítimos, se tiene que materializar en escritura pública y tiene que inscribirse en aquellos registros que se pueda inscribir, como ocurre con los registros de vehículos, registros mercantiles en el caso de empresas o incluso, en los registros de propiedad intelectual si es el caso del bien a hipotecar.

La hipoteca mobiliaria se amplía sobre las primas de seguros o indemnizaciones que pueda recibir el bien mueble frente a un siniestro y tiene preferencia de cobro y amortización del crédito en esos supuestos. La hipoteca mobiliaria se usa para:

  • Establecimientos mercantiles
  • Automóviles y otros vehículos a motor
  • Aeronaves
  • Maquinaria industrial
  • Propiedad intelectual e industrial

En todos los casos descritos, se tendrán en consideración unos u otros requisitos. Respecto la hipoteca de establecimiento mercantil, la hipoteca se extenderá sobre el propio contrato de arrendamiento en el que se regente dicha actividad, si el local es propiedad del hipotecante, se combinará hipoteca mobiliaria con inmobiliaria y la hipoteca alcanza desde los rótulos y nombres comerciales, a los niveles de existencias.

La entidad financiera que realice una hipoteca sobre un establecimiento mercantil, se reserva el derecho de comprobar la situación y evolución de la actividad desarrollada para garantizar su desarrollo. Este tipo de hipotecas, se aplica sobre todo en sectores que gozan de cierta protección o limitación a la apertura, como son actualmente las farmacias, los estancos o incluso las estaciones de servicio.

En el caso de vehículos y aeronaves, son susceptibles de hipoteca todos aquellos vehículos que se inscriben en un registro, ampliándose dicha hipoteca a trenes, tranvías, o trolebuses. En estos casos, se exigen en todos los casos, los seguros pertinentes contra robo y cualquier riesgo de accidente que les haga perder completamente su valor comercial.

Este formato de hipoteca sobre el vehículo, se ve reforzada cuando tenemos en simultáneo una licencia administrativa para el transporte, como es una tarjeta de transporte de mercancías por carretera y la explotamos mediante un camión. La particularidad de este tipo de financiación, es que su duración va determinada por la vida útil del vehículo que estamos financiando o por la duración de la concesión administrativa que tengamos en el supuesto de que tenga límite temporal de explotación.

Los usos habituales de la hipoteca mobiliaria

La hipoteca mobiliaria se usa en aquellos casos que nos establecemos en un segmento que la puede aplicar y queremos una financiación vinculada a dicho proyecto. Por ejemplo, supongamos que quiero dedicarme al segmento del taxi y que puedo pagar una licencia por traspaso. El coste de estas licencias suele ser elevado, por ejemplo 100.000 euros y si dispongo de sólo 40.000 euros, podría solicitar una hipoteca mobiliaria sobre la propia licencia de taxi.

Así podríamos financiar directamente la actividad empresarial sin necesidad de hipotecar otras propiedades inmobiliarias en el caso de que dispongamos de ellas. Los inconvenientes fundamentales de este tipo de operaciones de financiación son su duración, ligeramente más cortas que la financiación con hipoteca inmobiliaria que se suele situar en 15 años para empresas y en su coste, que en algunos casos, es superior por el tipo de garantías adicionales que se puedan aportar.

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