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La capacidad posterior de pago de la financiación: análisis a fondo

Cuando vamos a realizar una operación de financiación, antes de formalizarla, tenemos que realizar el análisis de la capacidad de pago que va a tener nuestra empresa, para afrontar con garantías los pagos futuros y que no pongamos en riesgo la propia empresa.

Cualquier devolución de una operación de préstamo, tiene dos componentes claras:

  • Devolución del principal prestado y la correspondiente amortización de la deuda.
  • El pago de intereses de dicha deuda.

Aunque nosotros realicemos un solo pago a nuestra entidad financiera dentro del periodo estipulado, los efectos contables y fiscales de dichas componentes de pago son muy diferentes. La devolución del principal disminuye el pasivo de nuestra empresa, mientras que el pago de intereses, se imputa directamente contra la cuenta de pérdidas y ganancias.

Las previsiones de tesorería, herramienta imprescindible para la capacidad de pago

La devolución de un préstamo implica tener que afrontar una seria de pagos periódicos que incluyen la devolución del capital e intereses. El horizonte temporal de dichas devoluciones lo imputaremos en las previsiones de tesorería mediante los cuadros de amortización que hayamos propuesto en nuestra solicitud de préstamo.

Por ejemplo, la adquisición de un activo de 20.000 euros con un préstamo a devolver en cuotas mensuales al 5% en 4 años, implica unas cuotas mensuales de 566,14 euros. ¿Tiene mi empresa la tesorería suficiente y un escenario favorable para poder devolver dichas cuotas cómodamente? Si actualmente, mi saldo neto de tesorería mensual ronda los 600 euros y tenemos meses con tensiones de tesorería, vamos a tener dificultades para devolver dicho préstamo.

El impacto de los intereses en la cuenta de resultados

Los intereses tienen la consideración de gasto financiero y a pesar de que tienen una limitación fiscal importante para su deducibilidad, un endeudamiento elevado en la empresa puede mandar al concurso de acreedores a la empresa a medio plazo. Supongamos una empresa que tiene un beneficio antes de impuestos de 10.000 euros anuales y que tiene una tesorería saneada con 150.000 euros en caja o liquidables a corto plazo, afrontando con normalidad sus pagos y cobros actuales.

Supongamos a la vez que dicha empresa tiene activos suficientes para garantizar un préstamo de 5 millones de euros que pretende devolver en pago único de aquí a 5 años y que tiene un tipo de interés de un 3% anual. La inversión de 5 millones va a conseguir aumentar las ventas y el beneficio de manera lineal 10 veces. Es decir, su resultado neto antes de impuestos pasará a ser de 100.000 euros, por lo que en principio, nos puede parecer una operación perfecta.

Si cogemos la calculadora, podremos ver que esta empresa tendrá que pagar sólo en intereses de esta operación 150.000 euros, por lo que el impacto sobre la cuenta de resultados es nefasto. Pasamos de un beneficio de 10.000 a unas pérdidas de 50.000 euros anuales. El segundo problema es que cada año, estas pérdidas se agravan y que el remanente de tesorería de partida de 150.000 euros, lo vamos a agotar al 3º año de vigencia del préstamo. Como vemos, a efectos del cálculo de la rentabilidad de inversiones, el propio coste financiero hay que tenerlo en cuenta con este ejemplo que acabamos de ver.

La frialdad de las matemáticas financieras y las previsiones de tesorería

Realizar un plan de tesorería a medio plazo, es casi imposible que sea realmente ajustado, pero debemos tener claras las magnitudes principales de la empresa, la evolución de las ventas, los gastos, los cobros y los pagos para incluir en todo momento el impacto que genera una financiación sobre la cuenta de resultados, sobre la propia tesorería y sobre las masas patrimoniales de la empresa.

Podemos contar con un software de gestión de tesorería si nuestra empresa tiene un tamaño medio o bien, podemos tirar de herramientas de cálculo que nos ayuden a realizar todas estas previsiones en función de la información contable de la que partimos. El consejo es que todas las operaciones de financiación requieren un análisis proyectado en el tiempo para comprobar que es viable el pago de dicha operación y que no ponemos en riesgo la propia empresa.

En Un Nuevo Impulso:

Imagen | Ken Teegardin

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