Coherencia empresarial

Hace unos días, veía en Antena 3 un anuncio sobre cómo esta cadena implementa el código de autoregulación para la protección de la infancia, publicitando su sistema de “globos” de colores para indicar la edad recomendada de los espectadores de un programa en concreto (ya sabéis, verde para todos los públicos, rojo para mayores de 18, etc.).

Sin embargo, si echamos un vistazo a la parrilla de Antena 3, podemos ver cual es la idea de “programa infantil” para esta cadena: cotilleos, más cotilleos y para terminar, un talk show (El Diario, que siempre será de Patricia). Programas en los que abundan insultos, descalificaciones y referencias sexuales varias. Ojo, Antena 3 tiene todo el derecho del mundo a programar aquello que crea más interesante o rentable en función de sus espectadores. Lo que no es muy coherente es defender una postura a viva voz mientras se hace lo contrario por otro lado.

No crítico a Antena 3 por emitir programas de cuestionable calidad (cada empresa es libre de hacer lo que quiera dentro de la legalidad). Después de todo, la telebasura invade muchos otros canales (y siempre queda la posibilidad de apagar la tele). Sin embargo, aún no he visto que Telecinco (por poner un ejemplo) defienda que es la protectora de la infancia de nuestro país.

Defender una postura y hacer justo lo contrario envía un mensaje negativo al consumidor. Si tenemos un restaurante y afirmamos en nuestra publicidad que “la calidad de nuestros productos es lo primero”, no podemos servidor pescado de tercera a nuestros clientes. Entre otras razones, porque los clientes no volverán a visitarnos después de comprobar que mentimos como bellacos.

Otro buen ejemplo es el de las proveedoras de Internet. Después de prometer velocidades excelentes a precios de infarto, los usuarios terminan enfrentándose a teleoperadores que no suelen atender a sus problemas. El resultado es un cliente cabreado que siente como se han reído de él.

Recordad que no tenemos la obligación de afirmar que nuestros productos son los mejores, más baratos, rápidos o cualquier otra cualidad de moda. Es algo similar a lo que sucede cuando buscamos trabajo y enviamos nuestro currículum. Una cosa es destacar nuestros puntos positivos y otra mentir de forma falaz.

La imagen empresarial se construye a través de la confianza de nuestros clientes. Es muy difícil crearnos una buena fama. Sin embargo, con una mala decisión, podemos acabar con ella en un instante.

Más información | Código de autorregulación de contenidos para la infancia
Imagen | Antena 3
En Pymes y Autónomos | Imagen empresarial

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