La realidad laboral española mantiene un problema estructural que persiste incluso tras la implantación del registro horario digital: millones de horas de trabajo que nunca se pagan ni se compensan.
Según los últimos informes del Instituto Nacional de Estadística (INE) y el análisis anual de InfoJobs, casi un millón de personas realiza horas extraordinarias cada semana, pero una parte importante de ese esfuerzo sigue siendo invisible tanto para las empresas como para la Seguridad Social.
El impacto no se mide solo en términos laborales, sino también económicos. Las estimaciones oficiales apuntan a que cada semana se ejecutan en España más de 2,5 millones de horas extraordinarias sin remunerar, equivalentes a más de 60.000 empleos a tiempo completo.
Un volumen que pone en evidencia un déficit de control y transparencia en un mercado laboral cada vez más digitalizado, pero no necesariamente más justo.
El trabajo que no se ve
Las horas extraordinarias no compensadas suponen una distorsión relevante en la economía española. No solo restan derechos al trabajador, sino que también alteran los indicadores de productividad, recaudación y empleo. Cada hora no registrada implica una cotización que no entra en las arcas públicas y un salario que no llega a quien lo ha trabajado.
De acuerdo con los últimos datos del INE, cerca del 40% de las horas extra realizadas no se compensan de ninguna forma. En términos prácticos, esto significa que cuatro de cada diez empleados que trabajan más de lo estipulado no reciben ni dinero ni descanso a cambio.
Esta proporción apenas ha cambiado en la última década, pese a la entrada en vigor del Real Decreto que obliga a registrar la jornada laboral.
La diferencia entre el tiempo realmente trabajado y el que se remunera provoca efectos en cadena: el coste laboral medio se reduce artificialmente, la productividad aparente se altera y las cifras oficiales de empleo dejan de reflejar la actividad real.
Ellos las cobran más, ellas las hacen igual
La brecha de género también atraviesa este problema. Los datos de InfoJobs revelan que los hombres declaran más horas extraordinarias que las mujeres y, sobre todo, las cobran con mayor frecuencia.
En concreto, el 47% de los trabajadores varones recibe compensación económica por sus horas extra, mientras que solo el 35% de las mujeres lo hace, pese a que ambos grupos realizan volúmenes similares de trabajo adicional.
Los expertos laborales advierten que esta desigualdad no se debe únicamente a las políticas empresariales, sino también a las características estructurales del empleo femenino en España.
Los contratos a tiempo parcial, la concentración en sectores con alta informalidad o la dificultad para registrar correctamente las horas en modalidades de teletrabajo hacen que muchas mujeres queden fuera del radar de la compensación.
Según un informe de CCOO, esta brecha no solo amplía la desigualdad salarial, sino que también reduce la base de cotización de miles de trabajadoras, con impacto directo en sus futuras pensiones y prestaciones sociales.
El teletrabajo amplía la zona gris
El auge del trabajo híbrido y remoto ha complicado todavía más la trazabilidad de las horas extra. InfoJobs señala que solo el 27% de los empleados en remoto recibe algún tipo de compensación por el tiempo adicional que dedica a sus tareas, frente al 47% de los trabajadores presenciales.
La razón principal es la falta de control horario efectivo: en muchos casos, las plataformas de fichaje digital no distinguen entre tiempo laboral y personal, y el exceso de disponibilidad acaba diluyéndose en la jornada.
Este fenómeno es más acusado en sectores con alta rotación y presión productiva, como la atención al cliente, la educación digital o los servicios tecnológicos. La frontera entre trabajo y descanso se difumina, y con ella también el reconocimiento del esfuerzo.
El Real Decreto en trámite que impulsa el Ministerio de Trabajo busca corregir parte de esta desregulación. La nueva norma obligará a todas las empresas a mantener un registro digital del inicio y fin de la jornada, especificando cuántas horas son ordinarias, extraordinarias o complementarias, y de qué modo se compensan. Además, exigirá conservar los registros durante cuatro años y permitir su acceso al trabajador en cualquier momento.
Sin embargo, la implantación de este sistema avanza a distintas velocidades. Solo un 33% de las microempresas utiliza herramientas digitales para el registro horario, frente al 70% de las medianas y grandes, según datos de InfoJobs y la patronal del sector.
Esto crea una brecha tecnológica que deja fuera del control a miles de pequeñas compañías, especialmente en hostelería y comercio minorista, donde las horas extra no pagadas siguen siendo habituales.
Un problema con impacto macroeconómico
El trabajo no remunerado tiene consecuencias mucho más amplias de lo que parece. Según los cálculos de CCOO, las empresas españolas ahorran más de 3.250 millones de euros al año gracias a las horas extra no compensadas. Ese ahorro, sin embargo, se traduce en pérdida de derechos laborales y en una menor recaudación fiscal.
Las organizaciones sindicales insisten en que si esas horas se pagaran o se tradujeran en nuevos contratos, podrían crearse más de 70.000 empleos a jornada completa. Además, permitirían una competencia más justa entre empresas, evitando que aquellas que incumplen las normas reduzcan artificialmente sus costes laborales frente a las que sí cumplen.
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