Trabajar de forma compulsiva puede generar importantes desequilibrios

Cuando hablamos de trabajo y compromiso nos encontramos muchos perfiles dentro de la oficina, ya que no todos los profesionales proporcionan la misma respuesta ante los picos de trabajo, ni están dispuestos a ofrecer el mismo empuje a la hora de abordar proyectos.

Dentro del conglomerado de profesionales que podemos encontrarnos, y centrándonos en el caso de los que trabajan de forma compulsiva, aún cuando las circunstancias no lo requieren, puede desencadenar graves problemas a las personas que adoptan este patrón de trabajo, tales como ansiedad, desánimo y frustración.

Así se recoge en un interesante artículo que se ha publicado hoy en el periódico Expansión.com, dónde se analiza la experiencia de una directiva de unos cincuenta años de edad, que un buen día optó por inscribirse en la asociación Adictos al Trabajo Anónimos (ATA) para poder dejar de trabajar de forma compulsiva.

Bien es cierto que en la actualidad, con un entorno empresarial y laboral agitado, muchas empresas exigen un plus a sus empleados, de lo que hay que cuidarse para no desembocar en estas fatales consecuencias. Y que desde otra perspectiva, muchos deciden trabajar mucho más por el temor a perder su puesto de trabajo, construyéndonos una situación de estrés continuada que también pueda derivar en lo anterior.

Por este motivo es muy importante diferenciar los distintos ciclos y necesidades dentro del día a día de nuestro trabajo, entendiendo que no siempre podemos dar el 120 %, y sobre todo, conocer hasta dónde podemos dar y cuáles son nuestras limitaciones.

En Pymes y Autónomos | ¿Cómo huir de los 'Holameayudas'?¿Cómo huir de los 'Holameayudas'? Imagen | Mauricio Macri

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