Me gusta que me besen en la boca....

Me gusta que me besen la boca si van a XXXXXme (si, este es un blog en el que se ejerce una cierta autocensura, que pude haber niños). Dicho de otro modo, me gusta que me traten con ternura, con cariño, especialmente cuando van a hacerme daño, cuando van a pedirme un esfuerzo, un compromiso. El mundo, la vida, son los suficientemente duros como para que nosotros no hagamos un esfuerzo por suavizar las aristas. No voy a usar esa categoría de programa cutre de variedades de las ¿personas humanas? pero, leches, un poquito de respeto al prójimo.

En el mundo de la empresa hay quien puede creer que tener esta manao izquierda choca con la sinceridad, incluso con la eficacia y la eficiencia. Yo, sin embargo, creo que creer en la educación, en el respeto, en la mano izquierda hacia el otro no es una gasto de dinero o tiempo. Suele ser una inversión. De no hacerlo, la rentabilidad de nuestras acciones comerciales, de nuestras decisiones laborales posiblemente no alcanzarán los objetivos que nos hemos marcado. Y siendo claros, voy a poner ejemplos de cosas que me molestan, que me irritan, especialmente si antes no me han comido adecuadamente los morros, con perdón:

  • Que me manden un mail alabándome, diciendo que son unos fervientes lectores, para a partir de ese encabezamiento dejar bien claro que es totalmente falso. Y eso es evidente al hacer ofertas de colaboración que chocan directamente con las ideas que expongo. Por no hablar de cuando me llega el mismo mail a cuentas de correos diferentes, con distintas identidades. Vaya, que casualidad. Currátelo un poco más

  • Que pretendan que el consejo, que el asesoramiento les salga gratis. Y cuando haya que pagar prefieran a otro. O que los trabajos con escaso margen y complicados te los encargan a ti, y luego nunca se acuerdan de darte los chollitos.

  • Que ese vendedor se acuerde de mi solo cuando quiere colocarme algo. Que ese compañero sólo me llame cuando quiere un favor. Que jamás ninguno de ellos recuerde que soy una persona, que puedo tener aficiones, familia, amigos y que quizás un poco de charla intrascendente, de relaciones personales no viene mal.

  • Que ese cliente que va diciendo por ahi lo mucho que cree en la calidad, en el compromiso, en el asesoramiento luego solo se fije en el precio, que amenace con romper una relación de años, poniendo en riesgo fuertes inversiones, únicamente por un estrecho margen financiero. Y todo ello, por supuesto sin demostrar que le cuesta tomar esa decisión (aunque sea mentira).

  • Que nunca te reconozcan los éxitos, las aportaciones a la empresa, a los clientes, etc y que cuando hablan contigo solo sea para reprocharte algo, para criticarte. Y una variante de este curioso fenómeno suele ser la del que halaga en privado y chorrea en público. Es al revés, guapo.

Evidentemente, dichas acciones generan reacciones. Para quien acabe de caer que él es como los personajes descritos, un consejo: la próxima vez prueba con un poco de ternura, guapo.

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