¿Y si utilizaras a tus rivales para ser mejor?

Imposible lo de caerle bien a todo el mundo. Y en el ámbito laboral, menos. De hecho, puedes aterrizar en una empresa donde tus nuevos compañeros te reciban con los brazos abiertos, y al cabo de un mes seas el hombre invisible.

Entonces aparece la competitividad, la falta de sintonía, las críticas... Pero ahí entra tu forma de gestionar esta situación: o apuestas por la autocompasión o aprovechas esa declarada enemistad por tus ahora rivales y apruebas un master en crecimiento personal, gratis.

Los rivales, un espejo donde mirarnos para crecer

Quien más y quien menos acumula desencuentros con alguien a quien literalmente le gustaría perder de vista. Y, aunque no sepamos quién de los dos lanzó la primera piedra, esa animadversión acostumbra a ser mutua.

Aunque pueda parecer una pésima noticia, nuestros rivales pueden convertirse en un buen espejo en el que mirarnos. Entre otras razones, porque nos obligan a tomar conciencia de quienes somos. Esa imagen que vemos a través de su mirada tiene mucho valor.

El valor de quien no nos quiere incondicionalmente, ya que esa mirada no está distorsionada por el amor hacia nuestra persona

Valorar a quien pone en duda todo lo que decimos, es un gran desafío

Desde ese vecino que te hace la vida imposible, ese amigo o familiar que en las reuniones siempre pone en duda todo lo que dices, incluso ese cargo en la empresa que ignora tus ideas y aportaciones, te permiten descubrir tus puntos débiles y reforzar tus virtudes.

La razón es sencilla: Y es que la complacencia y la devoción absolutas no sacan a relucir esos poderes ocultos que tenemos escondidos. ¿Cómo vas a mejorar si a tus amigos les parece perfecto todo lo que dices o haces?

¿Y esa supuesta rivalidad entre las mujeres, también sirve para mejorar?

Como mujer, sería raro que no expresara que la rivalidad entre las personas del mismo sexo existe. Entre amigas, familiares, compañeras de trabajo, etc.

Los expertos en este asunto dicen que esta lucha encubierta nace de las barreras que las mujeres han tenido que afrontar con respecto a su independencia y proyección personal y profesional.

El consejo sería: recuerda que quien se siente seguro de sí mismo, no necesita reafirmarse ante los demás. Sustituir la rivalidad insana por actitudes más inspiradoras como la admiración por un logro de una compañera, da mejores resultados. Y sobre todo, genera menos dolores de cabeza.

Aprovechar los contextos incómodos para conocernos mejor y superarnos día a día

Para empezar, deberíamos prestar atención a todo eso que nos subleva o nos saca de nuestras casillas. Porque nos dará pistas. Los psicólogos dicen que aquello que criticamos en los demás dice mucho de nosotros mismos.

Se llama "proyección negativa", una especie de mecanismo de defensa que atribuye a los otros nuestros propios defectos o inseguridades. Pensemos en ello un instante.

Es bueno tener competencia válida. Te empuja a hacerlo mejor (Gianni Versace)

En la vida real, aprender a gestionar la diversidad de opiniones, la necesidad de reconocimiento, la falta de tacto o diplomacia de los demás, la exigencia, la envidia, etc. nos ayudará a ser más fuertes e ingeniosos. Ya se decía en la antigua Grecia:

Los hombres sabios, aprenden mucho de sus enemigos

En conclusión, no debemos subestimar la figura del contrario en nuestra vida personal y laboral porque también nos hará valorar nuestras fortalezas y reconocer los progresos.

Cada vez que nos encontramos con alguien que cuestione lo que decimos o lo que hacemos, tenemos la oportunidad de valorar nuestra maestría en temas que sí dominamos como: el nivel de tolerancia frente a la frustración, la capacidad para encajar una crítica, para ser más paciente, automotivarnos, o no pedirnos/exigirnos más de la cuenta.

Imagen|Pixabay

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